Por: Carlos A. Ferreyros Soro
Doctor en Derecho
Universidad de Montpellier I Francia.
RESUMEN
El Comité Económico y Social Europeo (CESE) ha emitido un dictamen sobre la deforestación de la selva amazónica y sus repercusiones sobre el cambio climático y el medio ambiente mundial y sus consecuencias para las empresas, los trabajadores y la sociedad. El CESE reconoce el papel crucial de la Amazonía en la protección de la biodiversidad, la mitigación del cambio climático y la seguridad alimentaria global.
El CESE considera que deben examinarse los factores que impulsan esta deforestación para desarrollar políticas eficaces de mitigación del cambio climático, respetando al mismo tiempo las exigencias de una transición justa y los derechos humanos, sociales y medioambientales de las comunidades locales. El apoyo a los pequeños agricultores y a las comunidades indígenas debe ser un elemento central de las soluciones destinadas a proteger la selva amazónica, junto con la promoción del desarrollo y el comercio sostenibles.
Las medidas para hacer frente a la deforestación deben abarcar todos los principales productos básicos que entrañan riesgos para los bosques, lo que supone actuar tanto del lado de la oferta como del de la demanda, es decir, centrarse tanto en el comercio como en la producción, reforzando la colaboración con los países latinoamericanos es una imperiosa necesidad geopolítica, medioambiental y geoeconómica para la Unión Europea.
El CESE considera que deben adoptarse medidas que tengan debidamente en cuenta la soberanía de los homólogos latinoamericanos, la transparencia y la compensación: la conservación de los bosques tropicales es responsabilidad de todos los países, dado que todos ellos se benefician de los bosques permanentes.
Finalmente, el CESE reconoce que las medidas para alcanzar estos
objetivos requieren el establecimiento de un nuevo paradigma y nuevos mecanismos
en las relaciones entre la UE y América Latina, basados en el intercambio científico
y de conocimientos.
A fin de acceder a normas similares y estándares
europeos, las empresas, organizaciones públicas y privados interesados en
asesorías, consultorías, capacitaciones, estudios, evaluaciones, auditorías
sobre el tema, sírvanse comunicar al correo electrónico:cferreyros@hotmail.com
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Diario Oficial | ES Serie C |
C/2024/6882 | 28.11.2024 |
Dictamen del Comité Económico y Social Europeo
Deforestación de la selva amazónica: repercusiones para el cambio climático y el medio ambiente mundial y consecuencias para las empresas, los trabajadores y la sociedad
(dictamen de iniciativa)
(C/2024/6882)
Ponentes:
Josep PUXEU, Carlos SILVA, John COMERAsesoras | Mercedes BLÁZQUEZ GARCÍA-IBARROLA (asesora del ponente del Grupo II) Emmanuella DOUSSIS (asesora del ponente del Grupo III) Marta SCARPATO (asesora del Grupo II) |
Decisión de la Asamblea | 18.1.2024 |
Base jurídica | Artículo 52, apartado 2, del Reglamento interno |
Sección competente | Relaciones Exteriores |
Aprobado en sección | 17.7.2024 |
Aprobado en el pleno | 19.9.2024 |
Pleno n.o | 590 |
Resultado de la votación (a favor/en contra/abstenciones) | 130/0/1 |
1. Conclusiones y recomendaciones
1.1. El vínculo entre la deforestación
de la selva amazónica y el cambio climático constituye un motivo de preocupación
para el CESE. El CESE considera que deben examinarse los factores que impulsan esta
deforestación para desarrollar políticas eficaces de mitigación del cambio climático,
respetando al mismo tiempo las exigencias de una transición justa y los derechos
humanos, sociales y medioambientales de las comunidades locales. El apoyo a los
pequeños agricultores y a las comunidades indígenas debe ser un elemento central
de las soluciones destinadas a proteger la selva amazónica, junto con la promoción
del desarrollo y el comercio sostenibles.
1.2. El objetivo del presente Dictamen
es ofrecer una visión general de los puntos de vista del CESE sobre la deforestación
y sus considerables repercusiones en el cambio climático, la biodiversidad y el
medio ambiente, tanto a escala mundial como en las comunidades locales, incluidos
los agricultores, las empresas y, en particular, los pueblos indígenas.
1.3. Las medidas para hacer frente a
la deforestación deben abarcar todos los principales productos básicos que entrañan
riesgos para los bosques, lo que supone actuar tanto del lado de la oferta como
del de la demanda, es decir, centrarse tanto en el comercio como en la producción.
Además, deberán acordarse mediante un enfoque de asociación que, para ser eficaz,
debe ser pluralista y contar con la participación tanto de los productores como
de los consumidores de los productos básicos pertinentes. La aplicación de estas
medidas requerirá sistemas consensuados de seguimiento, trazabilidad y transparencia
para que sea claramente visible qué productos han cumplido las normas exigidas y
cuáles no.
1.4. Reforzar la colaboración con los
países latinoamericanos es una imperiosa necesidad geopolítica, medioambiental y
geoeconómica para la Unión Europea. Es necesario colaborar con todos los países
que comparten el bioma amazónico, especialmente con Brasil. Otros biomas críticos
en términos de diversidad biológica, como el Chaco, el Cerrado y el Pantanal, también
se encuentran en gran peligro.
1.5. La firma de un Tratado de Asociación
Estratégica equilibrado entre Mercosur y la UE crearía un marco estable para fomentar
el comercio al tiempo que se garantizarían los aspectos medioambientales y laborales,
incluida la lucha contra la deforestación. El Acuerdo debe basarse en la premisa
de que el comercio no debe ir en detrimento de las condiciones medioambientales
o laborales y ha de promover el desarrollo sostenible. Su adopción tiene que fomentar
una integración profunda entre las dos partes, unas cadenas de valor regionales
modernas y sofisticadas y una reducción de los costes comerciales y de la incertidumbre.
1.6. El CESE puede desempeñar un papel
de apoyo proponiendo recomendaciones que fomenten la confianza, determinando los
ámbitos en los que la UE y Brasil pueden colaborar y facilitando vías que hagan
posibles las sinergias. El CESE también puede desempeñar un papel facilitador entablando
un diálogo significativo con sus homólogos de los países latinoamericanos y suscitando
la convicción de que la transición hacia un uso sostenible del suelo puede ser un
paso hacia una mayor prosperidad.
1.7. En última instancia, el CESE sirve
de puente entre las instituciones europeas y la sociedad civil. La sociedad civil
organizada, representada en el CESE, tiene una voz relevante sobre la manera en
que la UE trabaja con los países de la Amazonia para proteger la selva amazónica
y, al mismo tiempo, promover el desarrollo sostenible, el comercio y el apoyo a
los derechos de los pequeños agricultores y las comunidades indígenas.
1.8. No puede ignorarse el impacto crítico
que tiene la deforestación en la sociedad, el medio ambiente y las empresas. Brasil,
que alberga la reserva amazónica de mayor tamaño, desempeña un papel crucial en
la lucha contra la deforestación y se ha fijado un objetivo de deforestación ilegal
cero de aquí a 2030. El nuevo Gobierno ha tomado medidas decididas para situar la
cuestión medioambiental en el centro de su agenda política. En 2025, Belém do Pará
acogerá la Cumbre sobre el Clima (COP30).
1.9. El CESE considera que deben adoptarse
medidas que tengan debidamente en cuenta la soberanía de los homólogos latinoamericanos,
la transparencia y la compensación: la conservación de los bosques tropicales es
responsabilidad de todos los países, dado que todos ellos se benefician de los bosques
permanentes.
1.10. Las medidas para alcanzar estos
objetivos requieren un nuevo paradigma y nuevos mecanismos en las relaciones entre
la UE y América Latina, basados en el intercambio científico y de conocimientos.
El CESE ha pedido un mecanismo de respuesta urgente que permita apoyar a las personas
y la sociedad civil que protegen los bosques dentro y fuera de la UE y sustentar
la transición justa de estas personas hacia vías y prácticas más sostenibles. Un
número cada vez mayor de agricultores, incluidos los propietarios de pequeñas explotaciones,
colaboran con sus homólogos locales, europeos e internacionales para documentar
prácticas responsables en el marco de sistemas de certificación o iniciativas paisajísticas.
1.11. El CESE considera que el mayor
reto para la diplomacia climática de la UE es colaborar con los países socios con
el fin de aumentar sus ambiciones climáticas, sin olvidar el apoyo a los más vulnerables.
El cambio climático debe considerarse un problema tanto medioambiental como social,
al que deben encontrarse soluciones que aborden múltiples facetas, como la pobreza
y la desigualdad, la inseguridad alimentaria e hídrica, la pérdida de biodiversidad
y las crisis sanitarias.
1.12. El CESE reconoce que no todos los
países cuentan con las capacidades financieras o tecnológicas ni con los recursos
necesarios en términos de desarrollo de capacidades que les permitan recorrer la
senda de la transición climática. La UE debe liderar la movilización de fuentes
de financiación públicas y privadas para ayudar a los países socios a gestionar
el impacto del Pacto Verde Europeo desde una perspectiva económica, ecológica y
social que configure los planes de transición justa.
2. Objetivos del Dictamen
2.1. Con el presente Dictamen, el CESE
se propone compartir su posición general en relación con la deforestación de la
selva amazónica y poner de relieve las repercusiones que este fenómeno entraña para
el cambio climático, la biodiversidad y el medio ambiente mundial, así como las
consecuencias para la agricultura, las empresas, los trabajadores y las comunidades
locales. Además, examina los posibles efectos de la interacción entre esta problemática
y las políticas en materia de cambio climático sobre los flujos económicos y comerciales
entre la Unión Europea y Mercosur. El Dictamen se dirige principalmente a los recién
elegidos diputados al Parlamento Europeo, a la nueva Comisión Europea y al Consejo.
2.2. El CESE desea adoptar una posición
institucional y aportar los puntos de vista de la sociedad civil sobre el papel
crucial que desempeña la selva amazónica —hogar de comunidades locales e indígenas—
en la protección de la biodiversidad, la mitigación del cambio climático y la adaptación
al mismo, la garantía de la producción alimentaria mundial y la absorción y fijación
del dióxido de carbono. La preservación forestal contribuye a la conservación de
la sostenibilidad agrícola, del suelo y del agua. La lucha contra la deforestación
debe ajustarse a las exigencias de la transición justa establecidas en el Acuerdo
de París sobre el Cambio Climático de 2015 y el Pacto Verde Europeo de 2019, además
de garantizar que los pueblos indígenas puedan desarrollarse, de conformidad con
el Convenio N.o 169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales en países
independientes.
3. Observaciones generales
3.1. Según la Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (CEPAL), la superficie forestal mundial —que alberga
a la mitad de todas las especies— asciende a 4 060 millones de hectáreas (ha), lo
que representa el 31 % de la superficie terrestre del planeta. Más de la mitad de
dicha superficie (54 %) se concentra tan solo en cinco países: Rusia, Brasil (el
segundo país con mayor extensión de área forestal), Canadá, Estados Unidos y China.
Brasil, que alberga el 53,3 % de la superficie forestal de Sudamérica (497 millones
ha), ha perdido 92,3 millones ha en los últimos treinta años. (Paraguay, que es
el segundo país con mayor superficie forestal en el subcontinente, ha perdido 9,4
millones ha).
3.2. Entre 1990 y 2020, la superficie
forestal de América Latina y el Caribe disminuyó a un ritmo constante del 53 % al
46 % y se perdieron 138 millones de hectáreas de bosque, es decir, la mitad de la
superficie terrestre de Argentina. La deforestación, por sí sola, es responsable
del 11 % de las emisiones de gases de efecto invernadero. Proteger los suelos y
sus minerales resulta fundamental para las actividades agrícolas y ganaderas y para
la supervivencia de la especie humana. La deforestación coadyuva al cambio climático
mediante la desertificación, la erosión del suelo, los incendios, las inundaciones,
las sequías y las enfermedades transmitidas por insectos. Los estudios científicos
advierten de que, al ritmo actual de deforestación, en 2050 la Amazonia podría haberse
convertido en una sabana.
3.3. La agricultura depende de la biodiversidad,
y esta de los bosques. Más del 75 % de los cultivos alimentarios del mundo dependen
de la polinización animal. La industria depende de la diversidad genética y de los
servicios ecosistémicos, que desempeñan un papel fundamental para la producción
(por ejemplo de medicamentos, como los antibióticos). Más de la mitad del PIB depende
de la naturaleza, en particular en relación con tres importantes sectores económicos
(la construcción, la agricultura y el sector de la alimentación y bebidas).
3.4. Cada vez existen más pruebas de
los efectos del cambio climático en los alimentos y la nutrición. Un análisis exhaustivo
realizado por la Agencia Europea de Medio Ambiente documenta las repercusiones sobre
la agricultura y la pesca de los cambios en la temperatura, las precipitaciones,
los fenómenos meteorológicos extremos y la variación de las pautas seguidas por
plagas y enfermedades, que acrecientan la propagación de las infecciones del ganado.
3.5. El Amazonas, con 7,4 millones de
km2 —aproximadamente el mismo tamaño que la EU-27— representa el 4,9
% de la superficie continental mundial y abarca partes de Bolivia, Brasil, Colombia,
Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela. En la cuenca amazónica se concentra
la mayor superficie de selva de tipo tropical del mundo (885 millones ha), de la
cual un 60 % se encuentra en Brasil, considerado el país con el ecosistema más rico
del mundo en términos de biodiversidad. Se calcula que veintiocho millones de personas
viven en el Amazonas, que alberga al menos a cuatrocientos pueblos indígenas con
más de trescientas lenguas.
3.6. Las imágenes por satélite tomadas
en el marco del proyecto de monitorización de la deforestación de la Amazonia Legal
por satélite (PRODES) del Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE) brasileño
entre 1988 y 2020 muestran claramente la sustitución de la selva por actividades
de plantación forestal (que entre 1986 y 2019 conocieron un aumento del 274 %),
agricultura (160 %) y ganadería (pastoreo, en declive desde el año 2000). Las industrias
extractivas del petróleo, gas y minerales fundamentales son también una importante
causa de la deforestación amazónica. En 2023 se perdieron 9 064 km2 de
selva (un descenso del 28,2 % tras cinco años en aumento). Las regiones brasileñas
más afectadas por la deforestación son Pará, Amazonas y Mato Grosso. Otros biomas
críticos, como el Chaco, el Pantanal y el Cerrado (donde la deforestación ha aumentado
un 25 % en 2022 y un 3 % en 2023), también se encuentran en gran peligro.
3.7. La deforestación tiene repercusiones
sociales, económicas y medioambientales significativas, y Brasil ha desempeñado
tradicionalmente un papel destacado en la lucha contra la deforestación y el cambio
climático. En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28)
de 2023, celebrada en Dubái, las cuestiones medioambientales y la protección de
las selvas tropicales volvieron a ocupar un lugar destacado en la agenda del Gobierno
brasileño.
3.8. El presidente brasileño, Luiz Inácio
Lula da Silva, y la ministra de Medio Ambiente, la ambientalista Marina Silva, confirmaron
que Brasil está dispuesto a luchar contra el cambio climático ajustando sus objetivos
y reduciendo la deforestación en el Amazonas a cero de aquí a 2030. La COP30 que
se celebrará en Belém do Pará, en el corazón de la Amazonia brasileña, brindará
un excelente impulso y será una oportunidad histórica para abrir el debate con el
recién elegido Parlamento Europeo.
3.9. El Sr. Lula ha reafirmado su compromiso
con la «deforestación ilegal cero» en Brasil para 2030, en virtud de mecanismos
como la asociación recientemente anunciada con el Fondo Amazonia y Floresta+, que
concederán 730 millones BRL (aproximadamente 132 millones EUR) a los municipios
para luchar contra la deforestación y los incendios forestales en la selva amazónica.
Este proyecto forma parte del Plan de Acción para la Prevención y el Control de
la Deforestación en la Amazonia Legal (PPCDAm) de Brasil, orientado a establecer
vínculos con los municipios con mayores tasas de deforestación mediante apoyo financiero.
El 11,6 % de la superficie de Brasil es suelo indígena; en el último año y medio
se han demarcado diez nuevos territorios indígenas. Las iniciativas demuestran una
voluntad renovada de revertir la situación.
3.10. Los planes de acción brasileños
para el período 2023-2027 hacen hincapié en ampliar la superficie de bosques públicos
federales objeto de concesión hasta en 5 millones de ha de aquí a 2027, aumentar
los recursos humanos destinados a la lucha contra la deforestación y utilizar inteligencia
artificial para la detección remota de delitos medioambientales. Los principales
pilares de actuación se basan en alternativas sostenibles y económicas, el control
y el seguimiento medioambientales, la ordenación del territorio y la planificación
del uso del suelo y el establecimiento de medidas legislativas y económicas para
contener la deforestación, como el mercado del carbono.
3.11. El CESE acoge con satisfacción
estos avances positivos y espera que las políticas contra la deforestación puedan
servir para lograr un resultado positivo, con la debida consideración a unos niveles
necesarios de transparencia, el respeto de la soberanía y la compensación a los
homólogos latinoamericanos en el interés mutuo de preservar la Amazonia. El CESE
también considera que la conservación de la selva no debe considerarse una renuncia
al crecimiento económico ni a la seguridad alimentaria. Las principales dificultades
radican en conciliar la protección de la selva amazónica y la salvaguardia de los
derechos fundamentales de los pueblos indígenas y las comunidades locales con la
reactivación de la economía, la reducción de la pobreza y la consecución de una
transición justa que no deje a nadie atrás.
3.12. La selva tropical proporciona medios
de subsistencia a las poblaciones más vulnerables. Sin embargo, a mayor escala sigue
sin tratarse de un recurso que contribuya demasiado a las economías nacionales de
la subregión, ya que representa menos del 2 % del PNB, salvo en el caso de Brasil,
donde dicha contribución se cifra en un 5 % del PNB. No obstante, en la economía
informal, sobre todo en los asentamientos rurales y autóctonos, la selva desempeña
un papel crucial como principal fuente de subsistencia de la población, a la que
dota de alimentos, agua, materiales de construcción y otros productos forestales.
Alrededor de 28 millones de personas viven y trabajan en este bioma y necesitan
empleo estable, decente, de calidad y con garantías para obtener su sustento mediante
actividades que aporten valor añadido, desde la agroecología hasta las nuevas actividades
económicas derivadas de la medicina del futuro, para las que la conservación de
la selva constituye un activo fundamental. Deben garantizarse y preservarse unos
precios justos y un empleo estable para sus medios de subsistencia.
3.13. Por lo tanto, es necesario forjar
una nueva relación entre la UE y los países de la región amazónica, basada en conocimientos
técnicos y científicos, con el fin de luchar contra los efectos secundarios que
provocan en esta selva las actividades ilegales, como el tráfico de drogas, la explotación
forestal y la minería ilegal. La compensación financiera internacional puede proporcionar
fondos para la investigación participativa, una educación superior basada en las
nuevas tecnologías y la apertura de espacios para el diálogo entre los responsables
políticos de la UE y los grupos locales que sufren las repercusiones de esta situación.
El diálogo entre el CESE y el Consejo de Desarrollo Económico y Social Sostenible
de Brasil, que se ha reanudado recientemente, es un buen punto de partida a este
respecto.
3.14. El programa Amazonia+, que la UE
ha puesto en marcha recientemente en cooperación con los países sudamericanos que
comparten este bioma, se basará en iniciativas regionales a través de un mecanismo
para la participación de las comunidades locales, incluidos los pueblos indígenas,
en la gobernanza forestal y en la ecologización de las cadenas de suministro. Además,
puede fomentarse el uso de fondos procedentes de la iniciativa Global Gateway en
mecanismos de compensación con las comunidades locales, a fin de garantizar que
la conservación de la selva siga siendo rentable. Un ejemplo de combinación de progreso
y conservación de la selva es el Fondo «Tropical Forest Forever».
3.15. Durante mucho tiempo, la UE ha
propiciado la deforestación al consumir una parte significativa de los productos
asociados a ella. Tras adoptar el Pacto Verde Europeo en 2019 y la Estrategia de
la Unión sobre la biodiversidad de aquí a 2030, la UE ha tomado nuevas medidas.
Según las estadísticas de la UE, Europa es uno de los mayores importadores de materias
primas vinculadas a la deforestación, entre ellas el 50 % del café y el 60 % del
cacao a escala mundial. Las evaluaciones de impacto estiman que, solo en la UE,
el consumo de estos productos aumentará la deforestación en aproximadamente 248
000 ha al año de aquí a 2030. La UE se ha comprometido a preservar los ecosistemas
mediante el control de los productos vinculados a la deforestación en sus fronteras.
3.16. En ese contexto se enmarca el Reglamento
sobre los productos que no contribuyen a la deforestación, relativo a la comercialización
en el mercado de la Unión y a la exportación desde la Unión de determinados productos
asociados a la deforestación y la degradación forestal, a saber: aceite de palma,
soja, madera, cacao, café, ganado bovino y caucho. El Reglamento establece un sistema
de tres niveles para la evaluación de países o partes de estos clasificados en tres
categorías de riesgo, prevé un mecanismo de control y seguimiento y delega poderes
de control en las autoridades competentes de los Estados miembros. La información
y la protección de los consumidores deben constituirse en componentes esenciales
de estas políticas.
3.17. La legislación medioambiental de
la UE puede surtir efectos diversos y difíciles de predecir en las cadenas de valor
afectadas, pues estos dependen de múltiples factores, como la preparación de cada
cadena de valor, el acceso a la tecnología o a la financiación, la clasificación
de cada país en una categoría de riesgo, las decisiones que adopten productores
y comerciantes, la elasticidad de los precios o la demanda de otros mercados no
pertenecientes a la UE. Los flujos comerciales pueden verse seriamente afectados
y las exportaciones de productos básicos podrían reorientarse a mercados de crecimiento
más rápido. Las microempresas y las pequeñas empresas serán las más vulnerables,
debido a que encuentran dificultades para cumplir con la trazabilidad y los requisitos
medioambientales y para hacer frente a los costes asociados.
3.18. El Acuerdo entre la UE y Mercosur
debe basarse en la premisa de que el comercio no debe ir en detrimento de las condiciones
medioambientales o laborales y ha de promover el desarrollo sostenible. El CESE
pide que este Acuerdo garantice un marco estable de regulación de los flujos comerciales,
el medio ambiente y los derechos de los trabajadores. Los beneficios económicos
del Acuerdo deben ir en equilibrio con las dimensiones social y medioambiental.
Además, el Acuerdo tiene que fomentar una integración profunda entre las dos partes,
unas cadenas de valor regionales modernas y sofisticadas y una reducción de los
costes comerciales y de la incertidumbre. Desde una perspectiva geoeconómica, la
UE será el socio más importante que haya celebrado un acuerdo con Mercosur, pues
ni los Estados Unidos ni China han suscrito un acuerdo comercial semejante. No puede
desdeñarse la importancia de este hecho desde los puntos de vista geopolítico, geomedioambiental
y geoeconómico.
3.19. Brasil desempeña un papel fundamental
en la evaluación de la situación de la deforestación, especialmente en la parte
de la Amazonia sita en su territorio. Es necesario ratificar el Acuerdo para garantizar
un desarrollo sostenible y el establecimiento de un marco jurídico estable y fiable
de cara al cumplimiento de la legislación medioambiental, en particular la relativa
a la lucha contra la deforestación. Al mismo tiempo, debe garantizarse que se atienden
las legítimas demandas de la sociedad civil y los derechos humanos, sociales y laborales
de los agentes vulnerables, en consonancia con los mecanismos establecidos en los
convenios fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo, en particular
los relativos al trabajo decente. Asimismo, el Acuerdo constituye una oportunidad
de cooperación tecnológica, de mayor innovación y de transferencia de conocimientos
para las empresas de América Latina y Europa.
4. Observaciones específicas
4.1. El CESE ya ha expresado su preocupación
por las repercusiones económicas y sociales que entraña la aplicación del Pacto
Verde Europeo y, en particular, de las políticas de la UE en materia de deforestación.
Al mismo tiempo, la reducción de la pobreza y la creación y multiplicación de las
oportunidades para acceder a medios de subsistencia dignos (en particular, a empleos
de calidad), así como la inversión en el desarrollo de las zonas rurales, tendrán
un impacto directo en la deforestación. Además, el Comité reconoce que la reducción
de la deforestación debe tener en cuenta la importancia cultural de los bosques,
especialmente para las comunidades rurales y forestales.
4.2. En su Dictamen «Minimizar el riesgo
de deforestación y degradación forestal asociado a los productos comercializados
en la UE», el CESE destacó la importancia de la cooperación con los países productores
para ayudar a la UE a abordar las causas fundamentales de la deforestación.
4.3. El CESE ha pedido un mecanismo de
respuesta urgente para apoyar a las personas y la sociedad civil, que protegen los
bosques dentro y fuera de la UE. La gran mayoría de agricultores y propietarios
de pequeñas explotaciones no incurren en prácticas ilegales ni en actividades de
deforestación, y un número cada vez mayor de ellos colaboran con sus homólogos locales,
europeos e internacionales para documentar prácticas responsables en el marco de
sistemas de certificación o iniciativas paisajísticas. La UE debe colaborar con
los países productores para apoyar la transición justa de estas personas hacia vías
y prácticas más sostenibles. La Comisión Europea debe facilitar urgentemente directrices
claras para resolver los problemas derivados de las anomalías en la aplicación del
Reglamento sobre la deforestación en la Unión Europea.
4.4. Además, en el Dictamen «Diplomacia
climática de la UE», el CESE declaró que el mayor reto para la diplomacia climática
de la UE estriba en persuadir a otros países socios para que refuercen sus ambiciones
climáticas, apoyando al mismo tiempo a los más vulnerables, y afirmó promover la
adopción de un enfoque holístico. Considera el cambio climático no solo como una
problemática medioambiental que requiere soluciones técnicas o de comportamiento,
sino también como un problema social en el que las soluciones se amplían para incluir
cambios económicos, políticos, culturales e institucionales. Algunas de estas soluciones
tienen el potencial de transformar la sociedad de formas que permitan abordar múltiples
retos relacionados con el cambio climático y el fortalecimiento de la resiliencia,
entre ellos la lucha contra la pobreza y la desigualdad, la inseguridad alimentaria
e hídrica, la pérdida de biodiversidad y las crisis sanitarias. Al mismo tiempo,
las soluciones a estos retos pueden contribuir a la mitigación del cambio climático
y a la adaptación al mismo. Por este motivo, la diplomacia climática debe formar
parte de una estrategia integral, con arreglo a los compromisos de la UE para alcanzar
los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
4.5. El CESE reconoce que no todos los
países cuentan con capacidades financieras ni tecnológicas, ni con el desarrollo
de capacidades necesario para seguir la senda de la transición climática. Con el
fin de mejorar la capacidad y las competencias, el CESE apoya los acuerdos entre
universidades que promuevan las tecnologías limpias y desarrollen carreras profesionales
relacionadas con la explotación sostenible de los bosques, entre otras cosas. La
UE debe liderar y desarrollar vías de infraestructuras, financiación y gobernanza
movilizando fuentes de financiación públicas y privadas para ayudar a los países
socios a gestionar el impacto del Pacto Verde Europeo, fomentar su diversificación
económica, configurar planes de transición justa y apoyar proyectos de adaptación
y gestión de riesgos a fin de prevenir y reducir los riesgos de fragilidad climática.
4.6. Más recientemente, la UE ha lanzado
la Global Gateway, una iniciativa que garantizará inversiones por valor de 300 000
millones EUR para el período 2021-2027 y que aborda los principales retos mundiales
a través de la cooperación regional y bilateral. Las asociaciones prioritarias con
América Latina en general, y Brasil en particular, tienen por objeto luchar contra
el cambio climático, impulsar la transición energética y digital y proteger los
bosques. América Latina se beneficia de la segunda mayor dotación de la iniciativa
Global Gateway y es esencial saber qué porcentaje se asignará a proyectos para la
sociedad civil y que cuenten con la participación de esta. Los proyectos de cooperación
bilateral (Amazonia+, Horizonte Europa, EUROsociAL+, EUROCLIMA+ o Green Al Invest,
entre otros) contribuirán a abordar las desigualdades y lograr una transición justa
hacia vías más sostenibles.
4.7. La UE está decidida a mitigar los
efectos de la aplicación de la reciente normativa medioambiental a través de la
cooperación regional. Para ello, ha puesto en marcha el Instrumento de Vecindad,
Cooperación al Desarrollo y Cooperación Internacional – Europa Global para el período
2021-2027, que cuenta con un presupuesto total de 79 000 millones EUR y una serie
de mecanismos que permiten a la UE movilizar sus inversiones, en particular el Fondo
Europeo de Desarrollo Sostenible Plus (FEDS+).
Bruselas, 19 de septiembre de 2024.
El Presidente
del Comité Económico y Social Europeo
Oliver RÖPKE
ELI: http://data.europa.eu/eli/C/2024/6882/oj
ISSN 1977-0928 (electronic edition)
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