Por: Carlos A. FERREYROS SOTO
Doctor en Derecho
Universidad de Montpellier I Francia.
El sitio web de la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre Comercio y Desarrollo, UNCTAD publicó hace unos días un Informe sobre la Economia Digital 2024 de fecha
10 de julio de 2024 (288 págs.).
De este Informe el suscrito ha traducido
del inglés al castellano, con la ayuda del aplicativo Google Translator, el Prefacio
del Informe, firmado por Rebeca Grynspan, Secretario General de la UNCTAD. En el cual resalta la ilusión
de una economía digital exenta de desperdicios que afectan el medio ambiente pero
a su vez la exigencia de enormes cantidades de materias primas y raras, el aumento
en la producción de minerales esenciales para la transición digital y cuyo impacto
ambiental no es distribuido de manera uniforme. Paradójicamente, la digitalización
encierra un inmenso potencial para la sostenibilidad de bienes ambientales, el impulso
de la eficiencia energética, la optimización en el uso de recursos y el aporte de
soluciones innovativas para la mitigación y adaptación al cambio climático a través
de las tecnologías digitales.
Finalmente, el Prefacio subraya la urgente
necesidad de acción a todos los niveles: desde los gobiernos y las empresas hasta
las organizaciones internacionales y la sociedad civil, incluyendo un cambio en
la mentalidad y actitud antes esos desafíos.
Además de incluir el enlace al texto íntegro
del Informe, se adjunta un pequeño Resumen en castellano, elaborado por los
responsables de la UNCTAD de los principales capítulos del Informe.
A fin de acceder a normas similares y estándares
europeos, las empresas, organizaciones públicas y privados interesados en asesorías,
consultorías, capacitaciones, estudios, evaluaciones, auditorías sobre el tema,
sírvanse comunicar al correo electrónico: cferreyros@hotmail.com
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Informe de Economía Digital 2024
UNCTAD
Dar forma a un futuro digital ambientalmente sostenible e inclusivo
PREFACIO
La economía digital, a menudo elogiada por su naturaleza virtual
e intangible, ha creado la ilusión de un mundo libre de desperdicios materiales.
Sin embargo, este Informe de Economía Digital 2024 revela claramente la falacia
de esta percepción. La huella de carbono del sector de tecnologías de la información
y las comunicaciones en 2020, estimada en entre 0,69 y 1,6 giga toneladas de emisiones equivalentes de dióxido de
carbono (CO2), representó entre el 1,5 y el 3,2 por ciento de las emisiones mundiales
de gases a efecto invernadero, en el rango superior, ligeramente por debajo de toda
la contribución de las emisiones de CO2 de la industria del transporte marítimo.
La producción de una sola computadora de 2 kg requiere la extracción de la asombrosa
cantidad de 800 kg de materias primas.
Estas cifras no harán más que aumentar, y se prevé que la producción
de minerales esenciales para la transición digital, como el grafito, el litio y
el cobalto, aumente un 500 por ciento para 2050 para satisfacer la creciente demanda
de tecnologías digitales y bajas en carbono. Los centros de datos, la columna vertebral
del mundo digital, consumieron aproximádamente 460 TWh de electricidad en 2022,
cifra que se prevé se duplicará para 2026. El número de unidades de semiconductores
se cuadruplicó entre 2001 y 2022 y sigue creciendo. Se espera que la cobertura de
banda ancha móvil de quinta generación aumente del 25 por ciento de la población
en 2021 al 85 por ciento en 2028, mientras que se prevé que el número de dispositivos
de Internet de las cosas crezca de 16 mil millones en 2023 a 39 mil millones en
2029. La expansión, junto con la creciente popularidad del comercio electrónico,
cuyas ventas empresariales aumentaron de 17 billones de dólares en 2016 a 27 billones
de dólares en 2022 en 43 países, pinta un panorama complejo del impacto ambiental
de la economía digital.
Este informe sirve como una llamada de atención, instándonos a afrontar
las consecuencias medioambientales de nuestros estilos de vida digitales.
El impacto ambiental de la digitalización es un problema global,
pero sus efectos no están distribuidos de manera uniforme. Los países en desarrollo,
a menudo ricos en los recursos necesarios para las tecnologías digitales, soportan
una carga desproporcionada de sus costos y al mismo tiempo obtienen beneficios limitados.
Por ejemplo, los teléfonos inteligentes, portátiles, pantallas y otros dispositivos
electrónicos desechados aumentaron un 30 por ciento entre 2010 y 2022, alcanzando
los 10,5 millones de toneladas en todo el mundo. Los países desarrollados generaron
un promedio de 3,25 kg de desechos electrónicos por persona, en comparación con
menos de 1 kg en los países en desarrollo y 0,21 kg en los países menos desarrollados.
Sorprendentemente, solo el 24 por ciento de estos residuos se recogieron formalmente
a nivel mundial en 2022, y apenas el 7,5 por ciento se recogió en los países en
desarrollo.
Otro punto a considerar es el impacto de la extracción de minerales
esenciales para las tecnologías digitales en la sostenibilidad ambiental y social.
Esta extracción suele realizarse mediante minería artesanal y en pequeña escala,
que a menudo se asocia con condiciones de trabajo inseguras, degradación ambiental
y explotación de comunidades vulnerables, incluidos los niños. Estas circunstancias
resaltan la necesidad urgente de una mayor transparencia y prácticas de abastecimiento
responsables dentro de la cadena de suministro digital, asegurando que la búsqueda
del progreso tecnológico no se produzca a expensas de las comunidades vulnerables
o el medio ambiente.
Sin embargo, a pesar de estos desafíos, la digitalización también
encierra un inmenso potencial para el bien ambiental. Las tecnologías digitales
pueden impulsar la eficiencia energética, optimizar el uso de recursos y permitir
soluciones innovativas para la mitigación y adaptación al cambio climático.
Este informe enfatiza la necesidad de un enfoque equilibrado. Debemos
aprovechar el poder de digitalización para promover el desarrollo inclusivo y sostenible,
mitigando al mismo tiempo sus impactos negativos ambientales. Ello requiere un cambio
hacia una economía digital circular, caracterizada por un consumo y producción responsables,
uso de energías renovables y gestión integral de residuos electrónicos.
Mientras navegamos por este complejo panorama, la cooperación internacional
es primordial. Debemos vivir para una distribución equitativa de los beneficios
y costos de la digitalización, garantizando que nadie se quede atrás en la era digital.
Debemos trabajar juntos para establecer un marco de gobernanza global que promueva
prácticas digitales sostenibles y empodere a los países en desarrollo para participar
plenamente en la economía digital.
El Informe de Economía Digital
2024 llama la atención sobre un área importante. Subraya la urgente necesidad
de acción a todos los niveles: desde los gobiernos y las empresas hasta las organizaciones
internacionales. y la sociedad civil. Debemos adoptar una nueva mentalidad que considere
la sostenibilidad en cada etapa del ciclo de vida digital.
Estoy seguro de que este informe proporcionará ideas y recomendaciones
valiosas para los formuladores de políticas, líderes de la industria y todas las
partes interesadas, comprometidas con la construcción de una futura economía digital
sostenible. Las decisiones que tomemos hoy determinarán el tipo de mundo que dejaremos
a las generaciones a venir. Aprovechemos esta oportunidad para crear una economía
digital que prospere en armonía con nuestro planeta.
Rebeca Grynspan
Secretario General de la UNCTAD
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RESUMEN
Informe sobre la Economía Digital 2024 destaca la necesidad urgente de estrategias de digitalización sostenibles e inclusivas. La economía digital, dependiente de materias primas y de la producción y eliminación de dispositivos finales, tiene un impacto significativo en el medio ambiente. Los dispositivos digitales y las redes de tecnología de la información y comunicaciones (TIC) utilizan entre el 6% y el 12% de la electricidad global. Los países en desarrollo, que exportan materias primas con bajo valor agregado e importan dispositivos de alto valor agregado junto con el aumento de residuos digitales, enfrentan costos ambientales desproporcionados. Las tensiones geopolíticas sobre minerales críticos agravan estos problemas. El informe insta a un cambio hacia una economía digital circular enfocada en productos duraderos, consumo responsable, reciclaje y modelos de negocio sostenibles.
Impacto ambiental creciente de la digitalización
El rápido crecimiento de la economía digital ejerce presión sobre el medio ambiente Los envíos anuales de teléfonos inteligentes se han más que duplicado desde 2010, y se proyecta que los dispositivos del Internet de las Cosas (IoT) aumenten a 39 mil millones para 2029. Los dispositivos digitales requieren grandes cantidades de materias primas, cuya producción causa el 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de los teléfonos inteligentes. Los residuos digitales están aumentando más rápido que las tasas de recolección, lo que lleva a la contaminación. El sector TIC emitió hasta el 3.2% de las emisiones globales de GEI en 2020. Las soluciones incluyen reformas políticas, innovaciones tecnológicas y acciones para promover modelos de negocio circulares, logística energéticamente eficiente y consumo sostenible.
Minerales esenciales para la transición energética
Las economías en desarrollo son fundamentales en la cadena mundial de suministro de minerales esenciales para el cambio mundial hacia tecnologías digitales y de bajas emisiones de carbono.
África, por ejemplo, posee importantes reservas: el 55% del cobalto mundial, el 47,65% del manganeso, el 21,6% del grafito natural, el 5,9% del cobre, el 5,6% del níquel y el 1% del litio.
La demanda de estos minerales críticos podría aumentar un 500% de aquí a 2050, según el Banco Mundial.
Esto presenta una oportunidad para los países en desarrollo ricos en recursos, si pueden avanzar en las cadenas de valor para evitar vulnerabilidades económicas profundas.
El informe aboga por equilibrar la importancia estratégica de los minerales con prácticas sostenibles y apoyar a los países en desarrollo para que añadan valor a sus materias primas.
Aumento del consumo de energía y agua en la era digital
Las crecientes necesidades de energía y agua de la digitalización son preocupantes. Los centros de datos consumieron tanta energía como Francia en 2022, y se espera que el consumo se duplique para 2026. La minería de criptomonedas también consume mucha energía. El consumo de agua de la digitalización está aumentando, con impactos significativos en los recursos locales. Abordar estos impactos requiere que las empresas tecnológicas y los responsables políticos mejoren la eficiencia energética y reduzcan el consumo de agua. El informe recomienda normas más estrictas sobre el consumo de energía y agua en los centros de datos y mejorar las evaluaciones del uso del agua.
Aumento de las desigualdades digitales y ecológicas
Los países en desarrollo soportan los costos ecológicos de la digitalización, mientras que obtienen menos beneficios. Generan menos residuos digitales por persona, pero reciben importantes exportaciones de residuos digitales de los países desarrollados, con sistemas de reciclaje que luchan por mantener el ritmo. Abordar estas desigualdades requiere esfuerzos internacionales que promuevan la minería sostenible, mejoren la infraestructura digital, frenen las exportaciones ilegales de residuos y apoyen la creación de capacidades en los países en desarrollo.
Hacia una economía digital circular e inclusiva
La transición hacia una economía digital circular e inclusiva es clave para abordar los retos medioambientales de la digitalización. Esto implica adoptar prácticas sostenibles a lo largo de todo el ciclo de vida digital. En la actualidad, sólo el 7,2% de la economía mundial es circular, es decir, que minimiza los residuos mediante el reciclaje, la reutilización y la renovación. El informe aboga por diseñar productos duraderos y reparables, mejorar los sistemas de reciclaje, educar a los consumidores y fomentar la cooperación internacional para unificar las normativas de sostenibilidad.
ONU Comercio y Desarrollo insta a:
- Empresas a diseñar productos duraderos y reparables y a los gobiernos a abordar la obsolescencia programada.
- Mejorar los sistemas de reciclaje para una mejor recuperación de los materiales.
- Educación al consumidor sobre el impacto medioambiental y fomento de los productos reacondicionados.
- Apoyo a modelos de negocio sostenibles en tecnología digital y comercio electrónico.
- Cooperación internacional para estandarizar la normativa sobre sostenibilidad.
- Un enfoque inclusivo e integrado que alinee las políticas digitales y medioambientales a escala mundial.
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