martes, 30 de marzo de 2021

VACUNAS, PROPIEDAD INTELECTUAL Y GEOPOLITICA

  Por: Carlos A. FERREYROS SOTO

        Doctor en Derecho
        Université de Montpellier I Francia.
        M. Sc. Institut Agronomique Méditerranéen
        cferreyros@hotmail.com

"Si bien han desarrollado las vacunas anti-Covid-19 con una gran cantidad de dinero público, las compañías farmacéuticas las venden a los mejores postores. A lo sumo, acuerdan mantener algunas dosis en los países de origen. ¿Y si los gobiernos impusieran el levantamiento de los derechos de propiedad intelectual, para que los países puedan producirlo para otros?"

El titular "Patentes obstáculo a las vacunas para todos" aparecido en el periódico Le Monde Diplomatique del mes de marzo 2021, resume en parte los intereses económicos resultantes de la propiedad intelectual y de la geopolítica consecuente de la estrategia sobre el uso y control de los datos, las informaciones y el conocimiento.  El integro del texto figura en este enlace.

https://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:UfA3sJKVaKsJ:https://www.monde-diplomatique.fr/2021/03/PIERRU/62832+&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=fr

El análisis siguiente, motivado por esa publicación, apunta a la falta de intercambio y mutualización de recursos, conocimientos y experiencias para neutralizar la pandemia de Covid 19, por las principales empresas de Investigación, Desarrollo e Innovación, I+D+i y el rol jugado por las autoridades responsables de los principales países de mayores ingreso, quienes han visto en la crisis, sobretodo, oportunidades de negocio, vía la patentabilidad de sus descubrimientos. En la mayoría de casos estas innovaciones obtenidos con dineros públicos, han sido decididos unilateralmente, sin someter a consulta o referéndum sobre sí esta solución es la que realmente quieren los contribuyentes-ciudadanos-pacientes a través de sus contribuciones, impuestos, tasas, al erario nacional y bajo la forma de inversión pública.

Las vacunas han resultado así por una especie de estrategia gubernamental o cultural (American Way Life), propiedad intelectual privativa generadora de beneficios y no propiedad intelectual no privativa, asociada al bien común para el bienestar de la humanidad. Paradójicamente, tratándose de la estrategia de la Amazonia, el criterio adoptado por los Estados, y empresas multinacionales, incluyendo las empresas farmacéuticas es el opuesto. Se intenta proteger la Amazonia como patrimonio común de la humanidad, por una serie de beneficios presuntamente reales para la humanidad, pero potencialmente virtuales para negocios privados: explotación de energía, biomasa, minería, recursos genéticos, agua, etc. 

Lo que no recuerdan esas voces es que muchas de las potencias mundiales consumieron sus recursos forestales, vegetales, de bosques en la disputa histórica por el crecimiento y la hegemonía, pretendiendo ahora inmovilizar, conservar un bien que pertenece a aquellos países que forman la hoya amazónica. La interrogante, en el ejemplo de este pretendido bien común de la humanidad, gargarizados por los neo liberales, es quién paga por la inmovilización de esos recursos?

De manera general, quien paga por aquellos insumos, genes, plantas y animales necesarios a la investigación de las vacunas de las próximas pandemias, porque de haberlas, las habrá. La amenaza del deshielo de la región ártica es un ejemplo de la liberación de antiguos virus y bacterias contra los cuales se requerirá buscar entre los insumos y recursos existentes. Dentro de esa lógica, los países amazónicos serán obligados a la cesión o estarán dispuestos al alquiler de sus selvas para la identificación, conservación, explotación de esos recursos como lo hizo ya Merck Sharp Dhome, empresa farmacéutica en la década de los 80' con el gobierno de Costa Rica? 

En la perspectiva actual sobre el Covid, se afrontan dos estrategias de vacunación, como dos visiones geopolíticas de diferentes efectos: una, de beneficio económico de vacunar privilegiando primero a los nacionales de donde provienen lo que han patentado las vacunas Pfizer, Moderna, Astra Zeneca (Estados Unidos, Gran Bretaña, Suecia,...) y luego al resto del mundo según cronograma de previsión de supervivencia; o, dos, de vacunar primero a los nacionales de las zonas de influencia de Sinopharm y Sputnik V (China y Rusia), en muchos países de América Latina y África y luego vacunar a los nacionales.

Hoy debido a la aparición de variantes más agresivas de Covid, la penuria de producción y las protestas internacionales, se apela a menguar la presión sobre aquellos países que han participado en el descubrimiento de la vacuna, tercerizando una parte de su fabricación en países donde se estima que las moléculas del principio activo enviadas no serán plagiadas, copiadas, derivadas, ni que los datos, informaciones, conocimientos no corran peligro, y por supuesto que las vacunas retornen a sus creadores.

En esta controversia, algunos necios o ilusos en el Perú - autoridades regionales, locales y empresas privadas - ignoran estos desafíos y sus consecuencias,  pretendiendo comprar vacunas directamente a los laboratorios en el "mercado libre" o a los Estados que los caucionan - sí el Gobierno central les autoriza. En este panorama tan enrarecido y con las elecciones ad portas, el oportunismo pudiera abrir las compuertas de quienes tienen los medios para adquirirlas, abriendo paso al acaparamiento, la especulación, la corrupción y el  omnipresente caos, toda vez que cada proveedor responderá a sus propios lineamientos económicos, sanitarios y/o geopolíticos, además de los logísticos para su distribución, conservación y administración.

En esta maraña de complejos intereses, el tráfico de algunos responsables de la Universidad Cayetano Heredia en la vacunación de altos personajes del Estado, aun en el estado de ensayos clínicos, se realizó sin ningún criterio de prioridad de riesgo con la vacuna Sinopharm, y bajo la forma de Convenio privado, marcado como escenario de ampliación y/o conservación de zonas de influencia de China, pero también de una repugnante saga de ocultamiento, negación, colusión, corrupción, sometimiento. 

Todo ello nos invita a reflexionar sobre dos evidencias: una, los llamados "países en desarrollo", o "zonas de influencia", tienen poco peso en las negociaciones sobre el acceso a las vacunas, o los conocimientos sobre su desarrollo. Y las autoridades peruanas deberán velar en adelante por que los Convenios privados, en ámbitos estratégicos como la salud, entre Universidades y Estados extranjeros amerite obligada opinión por parte de las autoridades públicas respectivas. Dos, es necesario conocer  los objetivos implícitos de las autoridades norteamericanas, china y rusas en las zonas de influencia que ellos identifican. Y particularmente de estas dos ultimas, bajo la estrategia de privilegiar primero la vacunación de las poblaciones de esas zonas en el extranjero antes que a su propia población. 

Las autoridades públicas: norteamericanas, británicas y suecas, han optado por otra estrategia: vacunar primero a sus poblaciones, colapsando la producción de sus laboratorios por demanda interna de vacuna e incluso repatriando la producción de vacunas realizada en terceros países. Esta medida ha acentuado los nacionalismos y la afirmación del modelo neo liberal. El slogan, America First refleja esta tendencia, ya evocada por el presidente Trump y ahora con el presidente Biden.

En este escenario, observamos también como organismos de las Naciones Unidas han sido incapaces de dirigir las acciones para el acceso universal a las vacunas, con o sin la exigencia del pago de royalties por patentes. Es el caso de la Organización Mundial de la Salud, OMS y la Organización Panamericana de la Salud, OPS; para la región americana quienes tienen por finalidad, según sus respectivos alcances: orientar y coordinar las actividades en materia de salud.

Según Le Monde Diplômatique: El 18 de enero de 2021, el Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Sr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, elaboró ​​esta abrumadora observación: “Se han administrado más de treinta y nueve millones de dosis de vacuna en al menos cuarenta y nueve países de altos ingresos. Solo se han administrado veinticinco dosis en uno de los países de ingresos más bajos. No veinticinco millones; no veinticinco mil; sólo veinticinco. Habló de la probabilidad de un "fracaso moral catastrófico".

Dos de los instrumentos que hubieran permitido un impulso a la solidaridad internacional por la OMS fallaron. El mecanismo COVAX, de agrupamiento de compras para garantizar el acceso a la vacuna a 190 países, y  el Grupo de Acceso a la Tecnología de Vacunación Covid-19, o C-TAP cuyo objetivo era proporcionar un medio para acelerar el desarrollo de los productos necesarios para combatir el COVID-19, apremiar la ampliación de la fabricación y la eliminación de las barreras de acceso para la disponibilidad de los productos a nivel mundial, tanto como compartir e intercambiar datos, informaciones, conocimiento, evitando así la duplicación innecesaria de esfuerzos que surgen de la ausencia de dicho intercambio.

También falló  la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, OMPI, cuya finalidad es el: desarrollo de un sistema internacional de Propiedad Intelectual equilibrado y eficaz, que permita la innovación y la creatividad en beneficio de todos. Igualmente fracasó, la Organización Mundial de Comercio, OMC, cuya finalidad es de contribuir a que las corrientes comerciales circulen con fluidez, libertad y previsibilidad.

Las interrogantes frente a este cuadro patético, son cuáles son las alternativas de las regiones geográficas o Estados no cubiertos por previsión, curación y rehabilitación de la salud ahora, y en los futuros casos de pandemia, en la cada vez más compleja, asimétrica y jerarquizada sociedad de la información y del conocimiento? Y si estos mismos, mediante las ventajas comparativas de las que disponen, tienen opción de intervenir, y en qué forma y condiciones, en la sociedad de la información y del conocimiento?


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