martes, 13 de noviembre de 2012

Marcas e Identidad Virtual




El tema de la propiedad - y la marca es una forma de propiedad intelectual protegible jurídicamente bajo la forma de derecho de propiedad industrial - expresa tanto el derecho moral como el patrimonial, es decir, el reconocimiento, identitario, psicológico, moral, como económico del creador y de los empresarios. Es más, el concepto de enajenación, alienación,  desposesión de la creación, es antes un concepto económico que médico, psicológico, o jurídico.  El tema de marcas tiende a ser más complejo a futuro, pues ya no toma en cuenta solo la referencia a los elementos reales/psicológicos que identifican los signos perceptibles y distintivos de la marca del producto o servicios, sino que las marcas responden TAMBIEN a una identidad virtual, referida a personas físicas o jurídicas reales o  no, que explotan o no, los atributos inherentes a esas personas pero en el ámbito virtual: nombres, pseudos, nombres de dominio, domicilios virtuales, direcciones de sitios webs, de correos electrónicos de determinados países o nacionalidades, imagen, enlaces primarios o profundos. Basta ver la importancia de los nombres de dominio que fueron capaces de sustituir nombres de personas y de marcas, en los últimos anos. El reto futuro es saber, cuál es la percepción del consumidor o usuario de las marcas en el ámbito virtual?


Dónde habita una marca

Uno de los fenómenos donde el marketing se cruza con la psicología y que me origina mucho interés es la marca como una realidad. Creo que para reflexionar sobre este punto es necesario hacer una primera distinción entre marca y producto (o servicio) y así poder identificar mejor qué es una marca y sus características.
En el caso de los productos y servicios se hace referencia a la realidad más tangible o funcional de esos bienes. Es decir características objetivas y medibles como el precio, su tamaño, el color y textura, el tiempo que duran, sus sabores, la forma en que deben ser consumidos, el lugar donde se venden, el modo en que funcionan y cómo deben ser utilizados para que funcionen correctamente.
A eso me refiero con el producto. La presentación llana del bien o servicio que satisface una necesidad y tiene una serie de características objetivas basadas en la forma en que este ha sido desarrollado así como el modo en que se comercializa. Desde esa perspectiva el producto permanece y vive en las góndolas de los supermercados o los exhibidores de las tiendas, como también en los almacenes dentro de cajas para luego reponer aquellos que alguien a comprado. El producto es una mercancía inerte independiente del consumidor.
Por otro lado ese mismo producto tiene una dimensión distinta, la cual se produce y mantiene una dinámica diferente cuando se vincula con un consumidor. En este plano deja de ser una mera mercancía y pasa a convertirse en una realidad adherida de adjetivos, percepciones, creencias y actitudes que se sostienen en su vinculación con el consumidor.
Desde esta perspectiva el producto ya no es un bien que vive expuesto en el punto de venta, sino una marca que habita en la mente de un sujeto o un colectivo de individuos. Ha pasado de convertirse en mercancía a ser una construcción mental hacia la cual se vinculan una constelación de ideas, recuerdos, experiencias, expectativas, percepciones, deseos y necesidades por cubrir y creencias.
Esta construcción mental compuesta por diversos elementos se origina a partir de diferentes fuentes o puntos de contacto entre la marca y el sujeto. La publicidad y otros esfuerzos de marketing -como el precio, ofertas o los lugares de venta- participan en la conformación, pero es quizá la propia experiencia de compra y uso del producto la que tenga más influencia en la constitución de la marca.
La literatura se encuentra bastante de acuerdo en denominar todo este conjunto de percepciones que constituyen la marca como la actitud general hacia ella. Así la actitud se comprende como el resumen de un sistema más complejo y dinámico de ideas, creencias, pensamientos emociones y demás vinculaciones entre el consumidor y una marca determinada.
De esta forma es posible afirmar que la marca vive en la mente del consumidor, pues en definitiva es una construcción de naturaleza psicológica, y quizá más en particular en su memoria de largo plazo, donde la información de sus creencias y experiencias es almacenada.


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