martes, 5 de agosto de 2025

ACERCA DE LAS PROPUESTAS DEL VOTO ELECTRONICO Y EL USO DE LA PLATAFORMA ID Gob.pe.

  Por: Carlos A. FERREYROS SOTO

Doctor en Derecho

Universidad de Montpellier I Francia.

cferreyros@ferreyros-ferreyros.com

Resumen


Acerca del voto electrónico, el suscrito ha elaborado tres artículos, aparte del publicado ayer 4 de agosto sobre el Considerando 6 del Decreto Supremo 098-2025-PCM  que contribuyeron en sus tiempo a analizar determinadas propuestas, y ahora, a modificar el Reglamento de la Ley de Gobierno Digital, en diferentes periodos y en respuesta a diferentes inquietudes: “Auditoria y Voto Electrónico”, el 01 de octubre de 2012; “Voto Electrónico o E-Voto”, el 30 de marzo de 2016; y Asistente IA y Voto Electronico. JNE EleccIA el 11 de julio de 2025.

Sobre ellos, los recientes estudios revelan que el voto electrónico es percibido como una herramienta eficiente que agiliza el escrutinio y la publicación de resultados, además de reducir costos operativos en los procesos electorales. Sin embargo, persisten inquietudes significativas, principalmente, sobre la seguridad del sistema, la protección de la privacidad, el acceso y la transparencia de la información y su accesibilidad para ciertos grupos como los adultos mayores, discapacitados y minorías lingüísticas.

Entre las ventajas, se cuentan la rapidez y eficiencia en el escrutinio; reducción de errores humanos, franqueo de la participación de electores ausentes, grupos de personas mencionadas en el párrafo anterior.

Las desventajas son la menor transparencia y auditoria de los programas informáticos en comparación con el voto en soporte papel; posible dependencia tecnológica de proveedores y técnicos; vulnerabilidad por ataques informáticos o manipulación del sistema; dificultad de observación y auditoría del proceso para actores no técnicos.

El voto electrónico no ha sido adoptado masivamente en el mundo, ni siquiera por democracias consolidadas, debido a preocupaciones sobre la seguridad y confianza. Sin embargo, en Perú y México, se han realizado pilotos y experiencias, destacándose beneficios en rapidez y facilidad, pero también señalando que la funcionalidad de las máquinas y los resultados suelen generar desconfianza si no existe suficiente transparencia ni un marco de auditoría robusto. Aún se recuerda la sospecha de fraude practicada por la ONPE durante la gestión de José Portillo Campbell.

Los riesgos más importantes incluyen reducción del control y la supervisión por parte de los organismos públicos que forman parte de los sistemas electorales, entidades independientes, organizaciones políticas, sociedad civil, incluyendo la posibilidad de manipulación a gran escala si el sistema se revela vulnerable o no auditable, con desigualdades para el acceso y aumento de brechas digitales, limitando la participación de sectores con menor competencia tecnológica.

La tendencia general por el voto electrónico ha evolucionado hacia una postura más cauta y selectiva. Hoy en día, la mayoría de los organismos de gestión y control electoral favorecen tecnologías que agilicen y asistan el proceso, pero insisten en que la seguridad, la verificación manual y la transparencia sean prioritarias. Los sistemas desconectados de redes, como terminales autónomas, suelen considerarse más seguros que los modelos remotos o plataformas en línea.

La plataforma de voto electrónico en el Perú, apoyada en ID Gob.pe y el DNIe, representa una apuesta arriesgada del sistema electoral peruano, y particularmente, sobre la responsabilidad de la ONPE, en la implementación progresiva del voto digital, enmarcado en la Ley N.° 32270, modalidad obligatoria en las Elecciones Generales 2026 para miembros de la Policía Nacional y Fuerzas Armadas desplazados fuera de su domicilio, así como para peruanos en el extranjero y otros grupos que la ONPE determine.

Finalmente, el acceso y autenticación dependerán del uso del DNI electrónico (DNIe) con certificados digitales vigentes y vía el uso de la plataforma de identidad digital nacional (ID Gob.pe). El riesgo deberá ser asumido por los organismos que conforman el sistema electoral peruano, bajo el supuesto de modernización y democratización del sufragio, reducción de brechas logísticas, máxima y constante exigencia en la seguridad digital e inclusión tecnológica para alcanzar la plena confianza y legitimidad ciudadana pero igualmente para reforzar nuestro alicaído orden constitucional y democracia.


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