martes, 7 de febrero de 2012

Semillas modificadas genéticamente

Carlos A. Ferreyros Soto
Master of Science en Desarrollo Rural
Institut Agronomique Mediterrannéen-Montpellier
cferreyros@hotmail.com
www.derecho-informatico.net


El uso de semillas modificadas genéticamente en los cultivos plantea, de un lado, el problema de la seguridad alimentaria y del modelo de producción agro alimentario peruano, y del otro, la redefinición de un Proyecto de Desarrollo transpartidario y una Estrategia de desarrollo adaptada a éste.

Si aun el Proyecto de Desarrollo transpartidario y la Estrategia de desarrollo no son ni evidentes ni consensuales hasta ahora; múltiples y favorables factores han contribuido a nuestra riqueza biodiversa: primero, el resultado histórico de nuestras prácticas culturales, aquella de los pueblos originarios de los cuales hemos heredado formas y modelos de selección, conservación y mejoramiento de especies vegetales y animales. Segundo, las características físicas y geológicas de nuestro país asociado a la cordillera de los Andes y al Océano Pacifico, nos dispensan una particular dinámica natural y una enorme cantidad de pisos agro-ecológicos, que van desde el litoral hasta los seis mil metros. Pulgar Vidal identificaba ocho regiones y J. Tosi, señalaba que poseíamos ochenticuatro (84) de ciento uno (101), y que entre los países más biodiversos en el mundo encontrábamos a Brasil, México, Colombia y Perú, por citar los latinoamericanos; solo faltaban algunos de estos en ese universo clausus. Un tercer factor, ha sido facilitado por las prácticas agro alimentarias en las pequeñas explotaciones y regiones, no de las grandes haciendas que promovieron el monocultivo y la agro-exportación: azúcar, algodón. Un cuarto elemento, que ha contribuido grandemente ha sido el patrón, o mejor, los patrones de consumo alimentario nacional. La culinaria peruana es una muestra de ello. Contrariamente, otros factores como las políticas agrarias de los diferentes gobiernos han desalentado la biodiversidad, con saldos importantes de pérdidas, en los casos leves, y de expoliación, en los casos graves, particularmente, vía Convenios, Tratados, Misiones Científicas, o directamente por la piratería, vía patentabilidad del material viviente originario, ...

Del lado de la seguridad alimentaria y de los modos de producción agro-alimentarios, se ha justificado el uso de semillas genéticamente modificadas, por la demografía y la superficie de vocación agro-alimentaria. La incidencia del crecimiento de la población y la cada vez menor superficie agrícola, han pretendido respaldar estos argumentos para lanzarnos en la idea de utilizar la manipulación genética. Es un falso debate, al menos por dos razones: las tasas de crecimiento poblacional en Perú no son significativas como para hacer uso de la manipulación genética, y si bien hay disminución de la superficie de tierras cultivables, se nota un aumento de tierras de uso agroindustrial, dedicadas a cultivos que puedan substituir energía fósil, más que alimenticios.

Pero este doble fenómeno; uso de semillas genéticamente modificadas y vocación agroindustrial de cultivos, no solo pone en peligro la biodiversidad, por la polinización que contamina otras áreas de cultivo, sino por un problema ético: los genes intervinientes en la manipulación genética no solo provienen de otros vegetales, sino de animales, y ahora de nosotros los humanos. Además con consecuencias mortales para la salud por la directa relacion entre manipulación genética, alimentación animal y alimentación humana. Las enfermedades de la “vaca loca” y de la “fiebre porcina”, son dos ejemplos a señalar.

Si pensamos en el largo plazo, algunos productos peruanos resultantes de esta biodiversidad, por ejemplo la papa, el maíz, el algodón, pudieran verse afectados. Si consideramos que el modelo de consumo mundial, en el cual la papa tiene un lugar preponderante, (¿Hay algo más global que el consumo de bisteck con papas fritas en el mundo hoy?), pudiera igualmente verse afectado por la manipulación genética, no solo en la producción sino en la industrialización alimentaria. ¿Cómo podríamos asegurar nuestro aporte en germoplasma para que el mundo pueda seguir alimentándose, conociendo las consecuencias que ésta práctica genera? Ningún peruano debe olvidar que la cuna agro-ecológica de la papa se sitúa en alguna parte del imperio incaico, posiblemente Huasahuasi; y que compartimos con México ese mismo legado con el maíz. De generalizarse el uso de semillas modificadas genéticamente, los objetivos del Centro Internacional de la Papa, CIP, y del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo, CIMMYT, - por no citar que los dos Centros Internacionales en Latinoamérica - pudiera cambiar significativamente.

En conclusión: ni nuestro crecimiento demográfico, ni la limitada superficie de nuestras tierras agrícolas, ni los criterios éticos, ni los riesgos para la salud de las experiencias genéticas, ni la riqueza de nuestra biodiversidad debieran promover o incitar la producción de semillas modificadas genéticamente; ni menos, tolerar o admitir productos resultantes de estas semillas en la industria agro-alimentaria para consumo humano. Obviamente, los Convenios, Tratados, Acuerdos Misiones, que tengan por fin identificación, recolección, estudio, conservación, protección intelectual, explotación de nuestra riqueza biodiversa debiera ser permitido sin una clara política de defensa y explotación de nuestros recursos.

Montpellier, Enero 2012

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