PALABRAS CLAVES:
Datos Personales/Datos Comportamentales/ Google/ AdSense/AdWord/
NBIC/IoT/Smart Phone/GPS/Mercantilización/
Telemática/Programa Informático/ Software/Malus//.
Prólogo
El artículo de Shoshana
Zuboff, que he traducido del francés, lo divide en dos partes, fácilmente
distinguibles: una, referida a la ubicación
en el espacio real de figuras virtuales con la ayuda de la informática e
Internet; y una segunda, relacionada
con la previsión y modificación de los comportamientos humanos, ambas tecnologías
desarrolladas por Google, en base a una herramienta original orientada a la búsqueda
en Internet y de venta publicitaria. Es este segundo aspecto de la innovación, el
que reviste - para mí - el mayor interés
y al que consagro este Prólogo.
Todos sabemos
que el modelo capitalista a fin de mantener su hegemonía sobre otras
formaciones económicas sociales, requiere de innovaciones tecnológicas, de
porte planetario como otras creaciones de menor envergadura, que permiten expandir,
profundizar las innovaciones mayores. El descubrimiento de la maquina a vapor o
el automóvil, fueron de esas, como lo son ahora la informática, la telemática, incluidas
en la convergencia de las NBIC (Nanotecnologías, Biotecnologías,
tecnologías de la Información y
ciencias Cognitivas)[a].
La importancia de la segunda parte
de este articulo estriba en dos hechos, primero, Google pasó los últimos veinte
años de su objeto: búsqueda de información sobre bienes y servicios y venta de publicidad sobre bienes y servicios a la previsión y modificación de
los comportamientos de la persona humana, teniendo como materia prima los datos personales
y el desarrollo de la convergencia tecnológica.
Segundo, fueron los propios usuarios de Google, personas físicas en búsqueda
de información y de conocimiento quienes aportaron sus datos personales, materia prima, al igual que aquellas de las personas
jurídicas, solícitas de mejorar la velocidad, la precisión y la pertinencia de
los resultados para diseñar productos conexos, complementarios, al conocimiento del comportamiento de los usuarios.
Al surplus del
excedente de informaciones de comportamiento producidas y solicitadas por las
personas físicas y los publicitarios, se sumó la convergencia de las tecnologías de datos e información,
ciencias cognitivas,
infraestructura material, mejora y potencia de procesadores, ergo de cálculo, memorización, comunicación,
sistemas algorítmicos, plataformas automatizadas y disminución de los costos de
tecnologías.
Asociándose este fenómeno tecnológico, Google y otras empresas vinculadas, han sido capaces de aumentar
y profundizar la minería de datos personales, vía juegos, redes sociales, uso
del espacio real y del GPS y de la telefonía inteligente, Smart Phone.
Pero no
solamente ello, igualmente Google y otras empresas pretenden, en adelante, ampliar las
fuentes de colecta de datos e informaciones utilizando, los objetos conectados
a Internet, Internet de las Cosas, IoT, pretendiéndose que se trata de la conexión de los objetos a Internet más que con las personas, como si estas fueran completamente autónomas, sin pertenencia a personas físicas o jurídicas. .
Además,
el oportunismo liberal, ha incitado la conexión de objetos absurdos y dudosamente útiles,
que pudieran relanzar la economía de nuevos bienes y servicios, como: cepillos de dientes inteligentes, bombilla
inteligente, taza de café inteligente, horno inteligente, extractor de jugos
inteligente, por no mencionar los cubiertos inteligentes que supuestamente
mejoran nuestra digestión, según la autora.
Pero también ha abierto la posibilidad para que otras instituciones aseguradoras, financieras,
bancos, durante o después del examen en línea, influyan, impongan sus criterios o patrones de comportamiento: no solamente por lo que sabemos, sino estos nos obligan a actuar, en oposición a nuestro
comportamiento, bajo la teoría de minimización
del riesgo, no necesariamente sancionadas por las normas públicas, a través
de: bloqueos de vehículos, malus de
seguro, trayectos prohibidos, direccionamiento por GPS, trazabilidad. Los algoritmos incluidos ahora en los dispositivos vigilan, evalúan, clasifican y autorizan o no nuestro
comportamiento.
Las predicciones
de Shoshana Zuboff, son aleccionadoras: para obtener predicciones comportamentales muy precisas
y, por lo tanto, más lucrativas, se debe sondear nuestras particularidades más
íntimas. Estas operaciones de aprovisionamiento apuntan a nuestra personalidad,
nuestros estados de ánimo, nuestras emociones, nuestras mentiras y nuestras
fragilidades. Todos los niveles de nuestras vidas personales son captados
automáticamente y se comprimen en un flujo de datos destinados a líneas de
ensamblaje que producen certeza. Logrado bajo el disfraz de
"personalización", gran parte de este trabajo consiste en una
extracción intrusiva de los aspectos más íntimos de nuestra vida cotidiana. (El subrayado es nuestro)
Finalmente, si
bien la autora se ha referido a la mercantilización de los datos compartamentales
de las personas físicas, quedan por dilucidar dos otros aspectos: cuáles son los limites de la colecta, previsión, modificación, manipulación de los comportamientos humanos y falsificación de los datos e informaciones? Y si dentro de la lógica liberal, la cesión de los datos, particularmente, los datos genéticos a un tercero, podrían ser penalizados los ascendientes/descendientes
del cedente o la propia administración pública en su derecho de accesión a estos? En qué condiciones? Por qué tiempo? Sobre este particular, nos hemos referido en otro artículo: https://derecho-ntic.blogspot.com/2018/04/proyecto-de-ley-frances-relativo-la_20.html
UN
CAPITALISMO DE VIGILANCIA - SU CEPILLO DE DIENTES LO ESPÍA.
Autor: Shoshana ZUBOFF[b]
Fuente: Le Monde Diplomatique
Fecha: Marzo 2019
La industria
digital prospera gracias a un principio casi infantil: extraer datos personales
y
vender predicciones sobre el comportamiento de los usuarios a los anunciantes.
Pero para que las ganancias crezcan, el pronóstico debe convertirse en certeza.
Por eso, no basta con prever: ahora se trata de modificar a gran escala los
comportamientos humanos.
Este día de julio de 2016 fue
particularmente difícil para David. Había pasado largas horas escuchando a
testigos de litigios de seguros en un polvoriento juzgado de Nueva Jersey
donde, un día antes, un apagón había derrotado el sistema de aire
acondicionado. Finalmente en casa, se sumergió en el aire fresco como una
inmersión en el océano. Por primera vez desde la mañana, respiró hondo, comió
un aperitivo y subió las escaleras para darse una larga ducha. El timbre sonó
cuando el agua comenzó a gotear sobre sus músculos doloridos. Se puso una
camiseta y pantalones cortos, luego corrió por las escaleras. Al abrir la
puerta, se encontró cara a cara con dos adolescentes agitando sus teléfonos
celulares debajo de su nariz.
- Hey! Tienes un Pokémon en tu
jardín. Él es para nosotros! ¿Podemos atraparlo?
- Un qué ?
Esa noche, David fue molestado
cuatro veces más por extraños ansiosos de llegar a su jardín y furiosos de ser
despedidos. Gritaron y escanearon su casa a través de las pantallas de su
teléfono inteligente, buscando las famosas criaturas de la "realidad
aumentada". Visto a través de sus dispositivos, esta parte del mundo deja
aparecer a sus Pokémon, pero a expensas de todo lo demás. El juego se había
apoderado de la casa y del mundo a su alrededor. Se trataba de un nuevo invento comercial: una declaración
de expropiación que transforma la realidad en una extensión de espacios vacíos
listos para ser explotados en beneficio de otros. "¿Cuánto tiempo durará?",
Se preguntaba David. Por qué derecho ¿A quién debo llamar para detener esto?
"
Ni él ni los jugadores suspendidos
al timbre de sus teléfonos sospechaban que se habían reunido esa noche con una
lógica audaz y sin precedentes: el capitalismo de vigilancia.
En 1999, Google, a pesar de la
brillantez de su nuevo mundo, con sus páginas web de búsqueda en un solo clic y
sus crecientes capacidades informáticas, no disponía de ninguna estrategia para
aprovechar el dinero de sus prestigiosos inversores.
Los usuarios trajeron la materia
prima en forma de datos de comportamiento, recolectados para mejorar la
velocidad, la precisión y la relevancia de los resultados para diseñar
productos anexos como la traducción. Debido a este equilibrio de poderes,
habría sido financieramente riesgoso, si no contraproducente, hacer que el
motor de búsqueda pague por sus usuarios. La venta de los resultados de
búsqueda también habría establecido un precedente peligroso para la
multinacional, al asignar un precio a la información que su robot de indexación
se había ya apropiado sin pagar ninguna compensación. Sin dispositivos como el
iPod de Apple, con canciones en formato digital, ningún valor agregado, ni
margen, y sin nada que se convierta en ganancia.
En ese momento, Google relegó la
publicidad a un segundo plano: el equipo de AdWords,
su red publicitaria, tenía... siete personas, la mayoría de las cuales
compartían la antipatía de los fundadores en relación a su especialidad. Pero en abril de 2000, la famosa "nueva
economía" de repente entró en recesión, y un seísmo financiero sacudió el
Jardín del Edén de la Silicon Valley.
La respuesta de Google entrañó una mutación
crucial que transformará AdWords,
Google, Internet y la naturaleza misma del capitalismo de la información en un
proyecto de vigilancia formidablemente lucrativo.
La lógica de acumulación que
asegurará el éxito de Google aparece claramente en una patente presentada en
2003 por tres de sus mejores informáticos, titulada: "Generar información de usuario para fines de publicidad dirigida".
La presente invención, explican, tiene como objetivo
"establecer la información del perfil de usuario y utilizar esta última
para la difusión de anuncios[c]
". En otras palabras, Google no se contenta con extraer datos de
comportamiento para mejorar los servicios. Ahora se trata de leer las mentes de
los usuarios para hacer coincidir los anuncios con sus intereses. Los cuales
serán deducidos de las trazas colaterales de su comportamiento en línea. La colecta
de nuevos conjuntos de datos llamados "perfil del usuario" (Del inglés user profile information
) va a mejorar considerablemente la precisión de estas predicciones.
¿De dónde provienen estas
informaciones? Para retomar las palabras de los titulares de las patentes, ellas
"podrán ser deducidas". Las nuevas herramientas permiten de crear
perfiles por la integración y el análisis de los hábitos de búsqueda de un
usuario, de los documentos que solicitan así como una gran miríada de otras
señales de comportamiento en línea, incluso cuando el usuario no proporciona
esta información directamente. Un perfil, advierten los autores, "puede ser creado (o actualizarse o ampliarse)
incluso cuando no se proporciona ninguna información explícita al sistema".
Así, manifiestan ellos su voluntad de superar eventuales fricciones
relacionadas con los derechos de decisión del usuario, así como su capacidad
para hacerlo. Los datos comportamentales, cuyo valor se ha "agotado"
desde el punto de vista de la mejora de las investigaciones, formarán en
adelante la materia prima esencial - exclusivamente detentada por Google - para
construir un mercado de publicidad en línea dinámico. Estas informaciones
colectadas para fines distintos de la mejora de los servicios constituyen un
excedente. Y es sobre la base de este excedente comportamental que la joven
empresa accede a beneficios "regulares
y exponenciales" necesarios a su supervivencia.
La invención de Google descubre
nuevas oportunidades de deducir los pensamientos, los sentimientos, las intenciones
y los intereses de los individuos y de los grupos a través de una arquitectura
de extracción automatizada que funciona como un espejo de una sola dirección,
ignorando La conciencia y el consentimiento de los interesados. Este imperativo
de extracción permite de realizar economías de escala que procuran una ventaja
competitiva única al mundo en un mercado donde los pronósticos sobre el
comportamiento individual representan un valor que se compra y se vende. Pero
sobre todo, el espejo unidireccional simboliza relaciones de vigilancia social
particulares basadas en una tremenda asimetría de conocimiento y de poder.
De repente, tanto como resonante,
el éxito de AdWords entraña una
expansión significativa de la lógica de la vigilancia comercial. En respuesta a
la creciente demanda de clics de los publicitarios, Google comienza a extender
el modelo más allá de su motor de búsqueda para convertir a Internet en un gran
soporte para sus anuncios orientados. En palabras de Hal Varian, su economista
en jefe, se trataba entonces para el gigante de California de aplicar sus
nuevas habilidades en materia de "extracción
y análisis" a los contenidos de cualquier página Internet, a los menores
gestos de los usuarios recurriendo a técnicas de análisis semántico e
inteligencia artificial susceptibles de extraer significado de ellas. entonces,
Google ha podido evaluar el contenido de una página y la manera cómo los
usuarios interactúan con ella. Esta "publicidad
basada en intereses" sustentada en los métodos patentados de la
compañía será finalmente bautizada AdSense.
En 2004, la filial generará una facturación diaria de 1 millón de dólares; una cifra multiplicada
por más de veinticinco en 2010.
Todos los ingredientes de un
proyecto lucrativo se reunieron: excedente de informaciones comportamentales,
ciencia de datos, infraestructura material, potencia de cómputo, sistemas
algorítmicos y plataformas automatizadas. Todos convergían para generar una
"pertinencia" sin precedentes y miles de millones de subastas
publicitarias. Las tasas de clics se dispararon. Trabajar sobre AdWords y AdSense contaba tanto como trabajar en el motor de búsqueda. Desde
la medición de la pertinencia por el porcentaje de clics, el excedente de datos
comportamentales se convirtió en la piedra angular de una nueva forma de
comercio dependiente de la vigilancia en línea a gran escala.
La introducción en la Bolsa de
Google en 2004 revela al mundo el éxito financiero de este nuevo mercado.
Sheryl Sandberg, ex ejecutiva de Google ahora en Facebook, presidirá la transformación de la red social en un
gigante de la publicidad. El capitalismo de vigilancia esta emergiendo
rápidamente como el modelo por defecto para el capitalismo de la información en
Internet, atrayendo poco a poco a competidores de todos los sectores.
La economía de la vigilancia reposa
sobre un principio de subordinación y jerarquía. La antigua reciprocidad entre
las empresas y los usuarios se está desvaneciendo detrás del proyecto consistente
en extraer una plusvalía de nuestras acciones para propósitos concebidos por
otros: vender publicidad. Ya no somos más los sujetos de la realización del
valor. Tampoco somos, como algunos han afirmado, el "producto" que
vende Google. Somos los objetos cuyo materia se extrae, expropia y luego se
inyecta en las fábricas de inteligencia artificial de Google que fabrican los
productos predictivos que se venden a clientes reales: las empresas que pagan
para jugar en los nuevos mercados de comportamentales.
Bajo cubierta de
"personalización", Douglas Edwards, primer responsable de la marca
Google, cuenta de una reunión sostenida en 2001 con los fundadores sobre la
pregunta "¿Qué es Google? ". "Si tuviéramos una categoría",
meditaba Larry Page, cofundador de la empresa, sería las informaciones personales (...). Los lugares que vimos.
Nuestras comunicaciones (...). Los sensores no cuestan nada (...). El almacenamiento no cuesta nada. Las
cámaras fotográficas no cuestan nada. La gente va a generar enormes cantidades
de datos (...). Todo lo que haya escuchado, visto o experimentado podrá consultarse.
Toda vuestra vida será consultable[d].
"
La visión de Mr. Page ofrece un
fiel reflejo de la historia del capitalismo, que consiste en captar cosas exterior
a la esfera del comercio para convertirlas en mercancías. En su ensayo The Great Transformation, publicado en
1944, el economista Karl Polanyi describe el advenimiento de una economía de
mercado autorregulada a través de la invención de tres "mercancías
ficticias". Primero, la vida humana subordinada a las dinámicas del
mercado que renace bajo la forma de "trabajo" vendido y comprado. En
segundo lugar, la naturaleza se convierte en un mercado, que renace como
"propiedad de la tierra". Tercero, el intercambio devenido mercantil y
resucitado como "dinero". Los actuales detentores del capital de
vigilancia han creado una cuarta mercancía ficticia, usurpada a la realidad
experimental de los seres humanos cuyos cuerpos, pensamientos y sentimientos
son tan intactos e inocentes como las praderas y bosques que ocupaban el mundo
natural antes de su absorción por el
mercado. De acuerdo con esta lógica, la experiencia humana se encuentra
mercantilizada por el capitalismo de vigilancia para renacer como
"comportamientos". Traducidos en datos, estos se ubican en la
interminable cola destinada a alimentar máquinas diseñadas para hacer
predicciones que se compran y venden.
Esta nueva forma de mercado parte
del principio que atender las necesidades reales de los individuos es menos
lucrativo y, por lo tanto, menos importante que vender predicciones de su comportamiento.
Google ha descubierto que tenemos menos valor que los pronósticos que otros
hacen de nuestras acciones.
Esto
ha cambiado todo.
La primera ola de productos
predictivos fue impulsada por el excedente de datos extraídos a gran escala en
Internet para producir anuncios en línea "pertinentes". En la
siguiente etapa, se habló de la calidad de las predicciones. En la carrera por
la máxima certeza, quedó claro que las mejores predicciones deberían estar lo
más cerca posible de la observación. Al imperativo de extracción se le agregó
una segunda exigencia económica: el imperativo de la predicción. Este último se
manifiesta primero por las economías de gamas.
El excedente de datos
comportamentales no solo debe ser abundante, sino también variado. Obtener esta
variedad implicaba de extender las operaciones de extracción del mundo virtual
al mundo real, donde vivimos nuestra "verdadera" vida. Los
capitalistas de vigilancia entendieron que su riqueza futura residía en el
desarrollo de nuevas cadenas de aprovisionamiento en las carreteras, en medio
de los árboles, a través de las ciudades. Ellos intentarán acceder a vuestro
sistema sanguíneo, a su cama, a sus conversaciones matutinas, a sus trayectos,
a su "footing", a su
refrigerador, a su lugar de estacionamiento, a su salón de estar.
Una segunda dimensión, incluso
más crítica que la variedad, caracteriza ahora la colecta de datos: la
profundización. Para obtener predicciones comportamentales muy precisas y, por
lo tanto, muy lucrativas, se debe sondear nuestras particularidades más
íntimas. Estas operaciones de aprovisionamiento apuntan a nuestra personalidad,
nuestros estados de ánimo, nuestras emociones, nuestras mentiras y nuestras
fragilidades. Todos los niveles de nuestras vidas personales son captados
automáticamente y se comprimen en un flujo de datos destinados a líneas de
ensamblaje que producen certeza. Logrado bajo el disfraz de
"personalización", gran parte de este trabajo consiste en una
extracción intrusiva de los aspectos más íntimos de nuestra vida cotidiana.
Desde la botella de vodka
"inteligente" hasta el termómetro rectal conectado, proliferan los
productos diseñados para interpretar, rastrear, registrar y comunicar datos. SleepNumber, que proporciona "camas inteligentes con tecnología de
seguimiento del sueño", también colecta "datos biométricos y datos sobre cómo usted, un niño u otra
persona usa la cama, particularmente los movimientos del durmiente, sus posiciones,
su respiración y su ritmo cardíaco. También
graba todos los sonidos emitidos en su habitación...
Nuestras casas están en la mira
del capitalismo de vigilancia. Ciertas compañías especializadas competían en
2017 por un mercado de 14.7 mil millones de dólares para electrodomésticos
conectados, por encima de los $ 6.8 mil millones del año anterior. A este
ritmo, el monto alcanzará los $ 101 mil millones en 2021. Comercializados después
de algunos años, los objetos absurdos se mantienen atentos en nuestros
interiores: cepillo de dientes inteligente, bombilla inteligente, taza de café
inteligente, horno inteligente, extractor de jugos inteligente, por no
mencionar los cubiertos inteligentes que supuestamente mejoran nuestra
digestión. Otros parecen más preocupantes: una cámara de vigilancia a domicilio
con reconocimiento facial, un sistema de alarma que reconoce vibraciones
inusuales antes de un robo, GPS de interior, sensores que se adaptan a todos
los objetos para analizar el movimiento y temperatura, por no mencionar las
cucarachas cyborgs que detectan
sonidos. Incluso la habitación para bebés ha sido rediseñada para devenir una
fuente de excedente comportamental.
Mientras la carrera por los
beneficios generados por la vigilancia se agrava, los capitalistas se dan
cuenta de que las economías de gama no son suficientes. Es cierto que el excedente
de datos debe ser abundante y variado; pero la forma más segura de predecir el
comportamiento es intervenir la fuente: configurándola. Yo llamo "
economías de la acción" a estos procesos inventados para lograr esto: programas
informáticos (software) configurados para intervenir en situaciones reales
sobre personas y cosas reales. Toda la arquitectura digital de conexión y
comunicación ahora se moviliza para servir a este nuevo objetivo. Estas
intervenciones apuntan a aumentar la certeza al influir en ciertas actitudes: ellas
se ajustan, se adaptan, manipulan, se enrolan por efecto de grupo, impulsan. Ellas
influencian nuestro comportamiento en direcciones específicas, por ejemplo,
insertando una frase precisa en nuestro servicio de noticias, programando la
aparición oportuna de un botón de "comprar" en nuestro teléfono,
apagando el motor de nuestro automóvil si no hemos pagado el seguro, o
guiándonos por GPS en nuestra búsqueda de Pokémon. "Aprendemos a escribir música", dice un desarrollador de programas
informáticos (software). Luego dejamos
que la música nos haga bailar. Podemos afinar el contexto que rodea un
comportamiento particular a fin de imponer un cambio ... Podemos decir al
refrigerador: "Ciérrate porque no debería comer" u ordenarle al
televisor que se apague. para que usted se acueste antes "
Después que el imperativo
predictivo ha trasladado las operaciones de aprovisionamiento al mundo real,
los proveedores de bienes o servicios en sectores bien establecidos, lejos de Silicon Valley, también saborean a la idea
de ganancias resultantes de la vigilancia. En particular, los aseguradores de
automóviles, impacientes de implementar la telemática, los sistemas de
navegación y el control del vehículo. Ellos saben desde hace mucho tiempo que
el riesgo de un accidente está estrechamente correlacionado con el
comportamiento y la personalidad del conductor, pero hasta ahora no podían
hacer mucho. Un informe de servicios financieros de la consultora Deloitte recomienda
ahora la "minimización del riesgo"
(un eufemismo que, en una aseguradora, se refiere a la necesidad de garantizar las
ganancias) a través del seguimiento y sanción del asegurado en tiempo real. un
enfoque llamado "seguro al
comportamiento". De acuerdo con el informe de Deloitte, "las aseguradoras pueden rastrear el
comportamiento de los asegurados en línea, registrando las horas, los lugares y
las condiciones del tráfico durante sus trayectos, observando si acelera
rápidamente o si conduce a una velocidad alta o excesiva, si frena o gira
repentinamente, si pone su luz intermitente[e]
".
A medida que la certeza toma el
lugar de la incertidumbre, las primas de seguro, que anteriormente reflejaban
los peligros inevitables de la vida diaria, pueden aumentar o disminuir de un
milisegundo a otro, gracias al conocimiento preciso de la velocidad a la cual
usted conducía hacia su lugar de trabajo después de una mañana especialmente
tensa, cuidando a un niño enfermo o una patinada más o menos controlada en el estacionamiento del supermercado.
Sin embargo, las herramientas
telemáticas no solo tratan de saber, sino de actuar. El seguro de comportamiento
promete reducir los riesgos a través de mecanismos diseñados para modificar el
comportamiento y aumentar las ganancias. Esto pasa por sanciones, como aumentos
en las tasas de interés en tiempo real, de malus,
bloqueos de motores o recompensas, como descuentos, bonificaciones o buenos
puntos para usar en futuras prestaciones.
Spireon, que se describe a
sí misma como la "mayor compañía de
telemática" en su ámbito, sigue y vigila vehículos y conductores para
agencias de alquiler, aseguradoras y propietarios de flotas de automóviles. Su
"Sistema de gestión de daños
colaterales relacionados al alquiler" activa alertas para los
conductores que tienen pagos atrasados, bloquea remotamente el vehículo cuando
el problema se prolonga más allá de un cierto período de tiempo y lo localiza
para recuperarlo.
La telemática inaugura una nueva
era, aquella del control comporta mental. Corresponde a las aseguradoras de establecer
los parámetros de manejo: cinturón de seguridad, velocidad, tiempo de descanso,
aceleración o frenado brusco, duración de manejo excesivo, manejo fuera del
área de validez de la licencia de conducir, entrada a un área restringida. Repletos
de estas informaciones, los algoritmos vigilan, evalúan y clasifican a los
conductores y ajustan las primas en tiempo real. Como no se pierde nada, los
"rasgos de carácter" establecidos por el sistema también se traducen
en productos predictivos vendidos a los publicitarios, los que apuntarán a los
asegurados mediante anuncios enviados a sus teléfonos.
Cuando abrió la puerta esa noche,
David no sabía que él y los cazadores de Pokémon estaban participando en una
experiencia de tamaño natural de economías de la acción. Ellos eran los
conejillos de indias, y el científico de laboratorio en blusa blanca se llamaba
John Hanke.
Anteriormente vicepresidente de Google Maps y director de Street View, el Sr. Hanke creó en 2010
su propia plataforma de lanzamiento dentro de Google: NianticLabs, la compañía originaria de Pokémon Go. Él acariciaba la
ambición de tomar posesión del mundo para cartografiarlo. Ya había fundado Keyhole, una start-up de cartografía virtual a partir de imágenes de satélite
financiadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y luego adquirida por
Google, que la re-bautizo Google Earth.
Con Niantic, está trabajando para
diseñar juegos en realidad virtual que permitirán de rastrear y teleguiar a las
personas en los territorios que Street
View ya ha grabado audazmente en sus mapas.
Este juego se basa en el
principio de "realidad aumentada" y funciona como una búsqueda del
tesoro. Una vez que descargue la aplicación Niantic,
usted utilizará su GPS y la cámara fotográfica de su teléfono inteligente para
encontrar las criaturas virtuales llamadas Pokémon. Ellas aparecen en la
pantalla como si estuvieran frente a usted: en el jardín de un hombre que no
sospecha nada, en la calle de una ciudad, en una pizzería, un parque, una
farmacia, etc. Se trata de presionar a los jugadores para que "salgan" y "partir a la aventura a pie" en los
espacios abiertos de ciudades, pueblos y suburbios. Disponible en los Estados
Unidos, Australia y Nueva Zelanda el 6 de julio de 2016, Pokémon Go se ha
convertido en una semana en la aplicación más descargada y más lucrativa de los
Estados Unidos, llegando rápidamente tantos usuarios activos en Android como en Twitter.
Terreno
de juego de tamaño real
Apenas seis días después del
lanzamiento del juego, Joseph Bernstein, reportero del sitio de noticias en
línea BuzzFeed, aconsejó a los
usuarios de Pokémon Go de analizar la cantidad de datos que la aplicación
recopiló en sus teléfonos. TechCrunch,
un sitio especializado en noticias de nuevas empresas y nuevas tecnologías,
expresó inquietudes similares sobre la "larga lista de permisos requeridos por la aplicación".
El 13 de julio de 2016, la lógica
de búsqueda de datos detrás del juego se vuelve más clara. Además de los pagos
por opciones adicionales del juego, "el
modelo de negocios de Niantic contiene un segundo componente, a saber, el
concepto de ubicaciones patrocinadas", reconoció Hanke en una
entrevista con el Financial Times.
Este nuevo flujo de ingresos fue planeada desde el principio: las compañías
"pagarán a Niantic para que se
encuentre entre los sitios del patio de recreo virtual, considerando que esta
presencia favorece la frecuentación". La facturación, explicaba, se
basa en un "costo por visita",
semejante al "costo por clic"
de los anuncios publicitarios del motor de búsqueda de Google.
La idea golpea por su
simplicidad: se espera que los ingresos del mundo real aumenten de acuerdo con
la capacidad de Niantic para llevar a
las personas a sitios específicos, al igual que Google ha aprendido a extraer
más y más datos como medio de dirigir publicidad en línea a personas
específicas. Los componentes y la dinámica del juego, combinados con la
tecnología avanzada de la realidad aumentada, incitan a las personas a reunirse
en lugares del mundo real para gastar dinero bien real en los comercios del
mundo real pertenecientes a los mercados de predicción compartamental de Niantic.
El apogeo de Pokémon Go en el
verano de 2016 fue el cumplimiento del sueño del capitalismo de vigilancia: un
laboratorio viviente de la modificación comportamental que combinaba con
facilidad escala, gama y acción. La astucia de Pokémon Go consistía en
transformar un entretenimiento simple en un juego de un orden muy diferente: el
del capitalismo de vigilancia - un juego en el juego. Todos aquellos que, deambulando
en los parques y pizzerías, han invadido la ciudad como campo de diversión,
servían inconscientemente de peones sobre este segundo tablero mucho mas
importante. Los entusiastas de este otro juego bien real no contaban entre los
inquietos que agitaban sus ordenadores frente al césped de David. Estos son los
verdaderos clientes de Niantic: las
entidades que pagan para jugar en el mundo real, arrulladas por la promesa de
ingresos lucrativos. En este segundo juego permanente, disputamos el dinero
dejado por cada miembro sonriente del rebaño. "La capacidad del juego para servir como una fuente de ingresos para los
comerciantes y otros lugares en busca de frecuentación está generando una
intensa especulación", dijo el Financial
Times.
No podemos tener ingresos
asegurados si no nos damos los medios para ello. Los nuevos instrumentos
internacionales de modificación comportamentales inauguran una era reaccionaria
donde el capital es autónomo y los individuos heterónomos; la posibilidad misma
de una realización democrática y humana requeriría lo contrario. Esta siniestra
paradoja está en el corazón del capitalismo de vigilancia: un nuevo tipo de
economía que nos reinventa a través del prisma de su propio poder. ¿Cual es
este nuevo poder y cómo transforma la naturaleza humana en nombre de sus
lucrativas certezas?
.
[a] Sobre el particular, ver: https://derecho-ntic.blogspot.com/2017/09/la-convergencia-tecnologica-la.html
[b]
Professeure émérite à la Harvard Business
School. Auteure de The Age of Surveillance
Capitalism : The Fight for a Human Future at the New Frontier of Power, Public
Affairs, New York, 2019.
[c] Para las referencias lo reenviamos a las
obra de Shoshana Zuboff
[d] Douglas Edwards, I’m Feeling Lucky : The
Confessions of Google Employee Number 59, Houghton Mifflin
Harcourt, New York, 2011.
[e] Sam Friedman et Michelle Canaan, « Overcoming speed bumps on the road to telematics » (PDF), Deloitte,
21 avril 2014
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