miércoles, 10 de abril de 2019

UN CAPITALISMO DE VIGILANCIA - SU CEPILLO DE DIENTES LO ESPÍA.



PALABRAS CLAVES:

Datos Personales/Datos Comportamentales/ Google/ AdSense/AdWord/ NBIC/IoT/Smart Phone/GPS/Mercantilización/ Telemática/Programa Informático/ Software/Malus//.



Prólogo

El artículo de Shoshana Zuboff, que he traducido del francés, lo divide en dos partes, fácilmente distinguibles: una, referida a la ubicación en el espacio real de figuras virtuales con la ayuda de la informática e Internet; y una segunda, relacionada con la previsión y modificación de los comportamientos humanos, ambas tecnologías desarrolladas por Google, en base a una herramienta original orientada a la búsqueda en Internet y de venta publicitaria. Es este segundo aspecto de la innovación, el que reviste  - para mí - el mayor interés y al que consagro este Prólogo.

Todos sabemos que el modelo capitalista a fin de mantener su hegemonía sobre otras formaciones económicas sociales, requiere de innovaciones tecnológicas, de porte planetario como otras creaciones de menor envergadura, que permiten expandir, profundizar las innovaciones mayores. El descubrimiento de la maquina a vapor o el automóvil, fueron de esas, como lo son ahora la informática, la telemática, incluidas en la convergencia de las NBIC (Nanotecnologías, Biotecnologías, tecnologías de la Información y ciencias Cognitivas)[a].

La importancia de la segunda parte de este articulo estriba en dos hechos, primero, Google pasó los últimos veinte años de su objeto: búsqueda de información sobre bienes y servicios y venta de publicidad sobre bienes y servicios a la previsión y modificación de los comportamientos de la persona humana, teniendo como materia prima los datos personales y el desarrollo de la convergencia tecnológica.

Segundo, fueron los propios usuarios de Google, personas físicas en búsqueda de información y de conocimiento quienes aportaron sus datos personales, materia prima, al igual que aquellas de las personas jurídicas, solícitas de mejorar la velocidad, la precisión y la pertinencia de los resultados para diseñar productos conexos, complementarios, al conocimiento del comportamiento de los usuarios.

Al surplus del excedente de informaciones de comportamiento producidas y solicitadas por las personas físicas y los publicitarios, se sumó la convergencia de las tecnologías de datos e información, ciencias cognitivas, infraestructura material, mejora y potencia de procesadores, ergo de cálculo, memorización, comunicación, sistemas algorítmicos, plataformas automatizadas y disminución de los costos de tecnologías.

Asociándose este fenómeno tecnológico, Google otras empresas vinculadas, han sido capaces de aumentar y profundizar la minería de datos personales, vía juegos, redes sociales, uso del espacio real y del GPS y de la telefonía inteligente, Smart Phone.

Pero no solamente ello, igualmente Google y otras empresas pretenden, en adelante, ampliar las fuentes de colecta de datos e informaciones utilizando, los objetos conectados a Internet, Internet de las Cosas, IoT, pretendiéndose que se trata de la conexión de los objetos a Internet más que con las personas, como si estas fueran completamente autónomas, sin pertenencia a personas físicas o jurídicas. .

Además, el oportunismo liberal, ha incitado la conexión de objetos absurdos y dudosamente útiles, que pudieran relanzar la economía de nuevos bienes y servicios, como: cepillos de dientes inteligentes, bombilla inteligente, taza de café inteligente, horno inteligente, extractor de jugos inteligente, por no mencionar los cubiertos inteligentes que supuestamente mejoran nuestra digestión, según la autora.

Pero también ha abierto la posibilidad para que otras instituciones aseguradoras, financieras, bancos, durante o después del examen en línea, influyan, impongan sus criterios o patrones de comportamiento: no solamente por lo que sabemos, sino estos nos obligan a actuar, en oposición a nuestro comportamiento, bajo la teoría de minimización del riesgo, no necesariamente sancionadas por las normas públicas, a través de: bloqueos de vehículos, malus de seguro, trayectos prohibidos, direccionamiento por GPS, trazabilidad. Los algoritmos incluidos ahora en los dispositivos  vigilan, evalúan, clasifican y autorizan o no nuestro comportamiento.

Las predicciones de Shoshana Zuboff, son aleccionadoras: para obtener predicciones comportamentales muy precisas y, por lo tanto, más lucrativas, se debe sondear nuestras particularidades más íntimas. Estas operaciones de aprovisionamiento apuntan a nuestra personalidad, nuestros estados de ánimo, nuestras emociones, nuestras mentiras y nuestras fragilidades. Todos los niveles de nuestras vidas personales son captados automáticamente y se comprimen en un flujo de datos destinados a líneas de ensamblaje que producen certeza. Logrado bajo el disfraz de "personalización", gran parte de este trabajo consiste en una extracción intrusiva de los aspectos más íntimos de nuestra vida cotidiana. (El subrayado es nuestro)

Finalmente, si bien la autora se ha referido a la mercantilización de los datos compartamentales de las personas físicas, quedan por dilucidar dos otros aspectos: cuáles son los limites de la colecta, previsión, modificación, manipulación de los comportamientos humanos y falsificación de los datos e informaciones? Y si dentro de la lógica liberal, la cesión de los datos, particularmente, los datos genéticos a un tercero, podrían ser  penalizados los ascendientes/descendientes del cedente o la propia administración pública en su derecho de accesión a estos? En qué condiciones? Por qué tiempo?  Sobre este particular, nos hemos referido en otro artículo: https://derecho-ntic.blogspot.com/2018/04/proyecto-de-ley-frances-relativo-la_20.html


UN CAPITALISMO DE VIGILANCIA - SU CEPILLO DE DIENTES LO ESPÍA.

Autor: Shoshana ZUBOFF[b]

Fuente: Le Monde Diplomatique
Fecha: Marzo 2019

La industria digital prospera gracias a un principio casi infantil: extraer datos personales y vender predicciones sobre el comportamiento de los usuarios a los anunciantes. Pero para que las ganancias crezcan, el pronóstico debe convertirse en certeza. Por eso, no basta con prever: ahora se trata de modificar a gran escala los comportamientos humanos.

Este día de julio de 2016 fue particularmente difícil para David. Había pasado largas horas escuchando a testigos de litigios de seguros en un polvoriento juzgado de Nueva Jersey donde, un día antes, un apagón había derrotado el sistema de aire acondicionado. Finalmente en casa, se sumergió en el aire fresco como una inmersión en el océano. Por primera vez desde la mañana, respiró hondo, comió un aperitivo y subió las escaleras para darse una larga ducha. El timbre sonó cuando el agua comenzó a gotear sobre sus músculos doloridos. Se puso una camiseta y pantalones cortos, luego corrió por las escaleras. Al abrir la puerta, se encontró cara a cara con dos adolescentes agitando sus teléfonos celulares debajo de su nariz.

- Hey! Tienes un Pokémon en tu jardín. Él es para nosotros! ¿Podemos atraparlo?

- Un qué ?

Esa noche, David fue molestado cuatro veces más por extraños ansiosos de llegar a su jardín y furiosos de ser despedidos. Gritaron y escanearon su casa a través de las pantallas de su teléfono inteligente, buscando las famosas criaturas de la "realidad aumentada". Visto a través de sus dispositivos, esta parte del mundo deja aparecer a sus Pokémon, pero a expensas de todo lo demás. El juego se había apoderado de la casa y del mundo a su alrededor. Se trataba  de un nuevo invento comercial: una declaración de expropiación que transforma la realidad en una extensión de espacios vacíos listos para ser explotados en beneficio de otros. "¿Cuánto tiempo durará?", Se preguntaba David. Por qué derecho ¿A quién debo llamar para detener esto? "

Ni él ni los jugadores suspendidos al timbre de sus teléfonos sospechaban que se habían reunido esa noche con una lógica audaz y sin precedentes: el capitalismo de vigilancia.
En 1999, Google, a pesar de la brillantez de su nuevo mundo, con sus páginas web de búsqueda en un solo clic y sus crecientes capacidades informáticas, no disponía de ninguna estrategia para aprovechar el dinero de sus prestigiosos inversores.

Los usuarios trajeron la materia prima en forma de datos de comportamiento, recolectados para mejorar la velocidad, la precisión y la relevancia de los resultados para diseñar productos anexos como la traducción. Debido a este equilibrio de poderes, habría sido financieramente riesgoso, si no contraproducente, hacer que el motor de búsqueda pague por sus usuarios. La venta de los resultados de búsqueda también habría establecido un precedente peligroso para la multinacional, al asignar un precio a la información que su robot de indexación se había ya apropiado sin pagar ninguna compensación. Sin dispositivos como el iPod de Apple, con canciones en formato digital, ningún valor agregado, ni margen, y sin nada que se convierta en ganancia.

En ese momento, Google relegó la publicidad a un segundo plano: el equipo de AdWords, su red publicitaria, tenía... siete personas, la mayoría de las cuales compartían la antipatía de los fundadores en relación a su especialidad.  Pero en abril de 2000, la famosa "nueva economía" de repente entró en recesión, y un seísmo financiero sacudió el Jardín del Edén de la Silicon Valley. La respuesta de Google entrañó  una mutación crucial que transformará AdWords, Google, Internet y la naturaleza misma del capitalismo de la información en un proyecto de vigilancia formidablemente lucrativo.

La lógica de acumulación que asegurará el éxito de Google aparece claramente en una patente presentada en 2003 por tres de sus mejores informáticos, titulada: "Generar información de usuario para fines de publicidad dirigida". La presente invención, explican, tiene como objetivo "establecer la información del perfil de usuario y utilizar esta última para la difusión de anuncios[c] ". En otras palabras, Google no se contenta con extraer datos de comportamiento para mejorar los servicios. Ahora se trata de leer las mentes de los usuarios para hacer coincidir los anuncios con sus intereses. Los cuales serán deducidos de las trazas colaterales de su comportamiento en línea. La colecta de nuevos conjuntos de datos llamados "perfil del usuario" (Del inglés  user profile information ) va a mejorar considerablemente la precisión de estas predicciones.

¿De dónde provienen estas informaciones? Para retomar las palabras de los titulares de las patentes, ellas "podrán ser deducidas". Las nuevas herramientas permiten de crear perfiles por la integración y el análisis de los hábitos de búsqueda de un usuario, de los documentos que solicitan así como una gran miríada de otras señales de comportamiento en línea, incluso cuando el usuario no proporciona esta información directamente. Un perfil, advierten los autores, "puede ser creado (o actualizarse o ampliarse) incluso cuando no se proporciona ninguna información explícita al sistema". Así, manifiestan ellos su voluntad de superar eventuales fricciones relacionadas con los derechos de decisión del usuario, así como su capacidad para hacerlo. Los datos comportamentales, cuyo valor se ha "agotado" desde el punto de vista de la mejora de las investigaciones, formarán en adelante la materia prima esencial - exclusivamente detentada por Google - para construir un mercado de publicidad en línea dinámico. Estas informaciones colectadas para fines distintos de la mejora de los servicios constituyen un excedente. Y es sobre la base de este excedente comportamental que la joven empresa accede a beneficios "regulares y exponenciales" necesarios a su supervivencia.

La invención de Google descubre nuevas oportunidades de deducir los pensamientos, los sentimientos, las intenciones y los intereses de los individuos y de los grupos a través de una arquitectura de extracción automatizada que funciona como un espejo de una sola dirección, ignorando La conciencia y el consentimiento de los interesados. Este imperativo de extracción permite de realizar economías de escala que procuran una ventaja competitiva única al mundo en un mercado donde los pronósticos sobre el comportamiento individual representan un valor que se compra y se vende. Pero sobre todo, el espejo unidireccional simboliza relaciones de vigilancia social particulares basadas en una tremenda asimetría de conocimiento y de poder.

De repente, tanto como resonante, el éxito de AdWords entraña una expansión significativa de la lógica de la vigilancia comercial. En respuesta a la creciente demanda de clics de los publicitarios, Google comienza a extender el modelo más allá de su motor de búsqueda para convertir a Internet en un gran soporte para sus anuncios orientados. En palabras de Hal Varian, su economista en jefe, se trataba entonces para el gigante de California de aplicar sus nuevas habilidades en materia de "extracción y análisis" a los contenidos de cualquier página Internet, a los menores gestos de los usuarios recurriendo a técnicas de análisis semántico e inteligencia artificial susceptibles de extraer significado de ellas. entonces, Google ha podido evaluar el contenido de una página y la manera cómo los usuarios interactúan con ella. Esta "publicidad basada en intereses" sustentada en los métodos patentados de la compañía será finalmente bautizada AdSense. En 2004, la filial generará una facturación diaria de  1 millón de dólares; una cifra multiplicada por más de veinticinco en 2010.

Todos los ingredientes de un proyecto lucrativo se reunieron: excedente de informaciones comportamentales, ciencia de datos, infraestructura material, potencia de cómputo, sistemas algorítmicos y plataformas automatizadas. Todos convergían para generar una "pertinencia" sin precedentes y miles de millones de subastas publicitarias. Las tasas de clics se dispararon. Trabajar sobre AdWords y AdSense contaba tanto como trabajar en el motor de búsqueda. Desde la medición de la pertinencia por el porcentaje de clics, el excedente de datos comportamentales se convirtió en la piedra angular de una nueva forma de comercio dependiente de la vigilancia en línea a gran escala.

La introducción en la Bolsa de Google en 2004 revela al mundo el éxito financiero de este nuevo mercado. Sheryl Sandberg, ex ejecutiva de Google ahora en Facebook, presidirá la transformación de la red social en un gigante de la publicidad. El capitalismo de vigilancia esta emergiendo rápidamente como el modelo por defecto para el capitalismo de la información en Internet, atrayendo poco a poco a competidores de todos los sectores.

La economía de la vigilancia reposa sobre un principio de subordinación y jerarquía. La antigua reciprocidad entre las empresas y los usuarios se está desvaneciendo detrás del proyecto consistente en extraer una plusvalía de nuestras acciones para propósitos concebidos por otros: vender publicidad. Ya no somos más los sujetos de la realización del valor. Tampoco somos, como algunos han afirmado, el "producto" que vende Google. Somos los objetos cuyo materia se extrae, expropia y luego se inyecta en las fábricas de inteligencia artificial de Google que fabrican los productos predictivos que se venden a clientes reales: las empresas que pagan para jugar en los nuevos mercados de comportamentales.

Bajo cubierta de "personalización", Douglas Edwards, primer responsable de la marca Google, cuenta de una reunión sostenida en 2001 con los fundadores sobre la pregunta "¿Qué es Google? ". "Si tuviéramos una categoría", meditaba Larry Page, cofundador de la empresa, sería las informaciones personales (...). Los lugares que vimos. Nuestras comunicaciones (...). Los sensores no cuestan nada (...). El almacenamiento no cuesta nada. Las cámaras fotográficas no cuestan nada. La gente va a generar enormes cantidades de datos (...). Todo lo que haya escuchado, visto o experimentado podrá consultarse. Toda vuestra vida será consultable[d]. "

La visión de Mr. Page ofrece un fiel reflejo de la historia del capitalismo, que consiste en captar cosas exterior a la esfera del comercio para convertirlas en mercancías. En su ensayo The Great Transformation, publicado en 1944, el economista Karl Polanyi describe el advenimiento de una economía de mercado autorregulada a través de la invención de tres "mercancías ficticias". Primero, la vida humana subordinada a las dinámicas del mercado que renace bajo la forma de "trabajo" vendido y comprado. En segundo lugar, la naturaleza se convierte en un mercado, que renace como "propiedad de la tierra". Tercero, el intercambio devenido mercantil y resucitado como "dinero". Los actuales detentores del capital de vigilancia han creado una cuarta mercancía ficticia, usurpada a la realidad experimental de los seres humanos cuyos cuerpos, pensamientos y sentimientos son tan intactos e inocentes como las praderas y bosques que ocupaban el mundo natural antes  de su absorción por el mercado. De acuerdo con esta lógica, la experiencia humana se encuentra mercantilizada por el capitalismo de vigilancia para renacer como "comportamientos". Traducidos en datos, estos se ubican en la interminable cola destinada a alimentar máquinas diseñadas para hacer predicciones que se compran y venden.

Esta nueva forma de mercado parte del principio que atender las necesidades reales de los individuos es menos lucrativo y, por lo tanto, menos importante que vender predicciones de su comportamiento. Google ha descubierto que tenemos menos valor que los pronósticos que otros hacen de nuestras acciones.

Esto ha cambiado todo.

La primera ola de productos predictivos fue impulsada por el excedente de datos extraídos a gran escala en Internet para producir anuncios en línea "pertinentes". En la siguiente etapa, se habló de la calidad de las predicciones. En la carrera por la máxima certeza, quedó claro que las mejores predicciones deberían estar lo más cerca posible de la observación. Al imperativo de extracción se le agregó una segunda exigencia económica: el imperativo de la predicción. Este último se manifiesta primero por las economías de gamas.
El excedente de datos comportamentales no solo debe ser abundante, sino también variado. Obtener esta variedad implicaba de extender las operaciones de extracción del mundo virtual al mundo real, donde vivimos nuestra "verdadera" vida. Los capitalistas de vigilancia entendieron que su riqueza futura residía en el desarrollo de nuevas cadenas de aprovisionamiento en las carreteras, en medio de los árboles, a través de las ciudades. Ellos intentarán acceder a vuestro sistema sanguíneo, a su cama, a sus conversaciones matutinas, a sus trayectos, a su "footing", a su refrigerador, a su lugar de estacionamiento, a su salón de estar.

Una segunda dimensión, incluso más crítica que la variedad, caracteriza ahora la colecta de datos: la profundización. Para obtener predicciones comportamentales muy precisas y, por lo tanto, muy lucrativas, se debe sondear nuestras particularidades más íntimas. Estas operaciones de aprovisionamiento apuntan a nuestra personalidad, nuestros estados de ánimo, nuestras emociones, nuestras mentiras y nuestras fragilidades. Todos los niveles de nuestras vidas personales son captados automáticamente y se comprimen en un flujo de datos destinados a líneas de ensamblaje que producen certeza. Logrado bajo el disfraz de "personalización", gran parte de este trabajo consiste en una extracción intrusiva de los aspectos más íntimos de nuestra vida cotidiana.

Desde la botella de vodka "inteligente" hasta el termómetro rectal conectado, proliferan los productos diseñados para interpretar, rastrear, registrar y comunicar datos. SleepNumber, que proporciona "camas inteligentes con tecnología de seguimiento del sueño", también colecta "datos biométricos y datos sobre cómo usted, un niño u otra persona usa la cama, particularmente los movimientos del durmiente, sus posiciones, su respiración y su ritmo cardíaco. También graba todos los sonidos emitidos en su habitación...

Nuestras casas están en la mira del capitalismo de vigilancia. Ciertas compañías especializadas competían en 2017 por un mercado de 14.7 mil millones de dólares para electrodomésticos conectados, por encima de los $ 6.8 mil millones del año anterior. A este ritmo, el monto alcanzará los $ 101 mil millones en 2021. Comercializados después de algunos años, los objetos absurdos se mantienen atentos en nuestros interiores: cepillo de dientes inteligente, bombilla inteligente, taza de café inteligente, horno inteligente, extractor de jugos inteligente, por no mencionar los cubiertos inteligentes que supuestamente mejoran nuestra digestión. Otros parecen más preocupantes: una cámara de vigilancia a domicilio con reconocimiento facial, un sistema de alarma que reconoce vibraciones inusuales antes de un robo, GPS de interior, sensores que se adaptan a todos los objetos para analizar el movimiento y temperatura, por no mencionar las cucarachas cyborgs que detectan sonidos. Incluso la habitación para bebés ha sido rediseñada para devenir una fuente de excedente comportamental.

Mientras la carrera por los beneficios generados por la vigilancia se agrava, los capitalistas se dan cuenta de que las economías de gama no son suficientes. Es cierto que el excedente de datos debe ser abundante y variado; pero la forma más segura de predecir el comportamiento es intervenir la fuente: configurándola. Yo llamo " economías de la acción" a estos procesos inventados para lograr esto: programas informáticos (software) configurados para intervenir en situaciones reales sobre personas y cosas reales. Toda la arquitectura digital de conexión y comunicación ahora se moviliza para servir a este nuevo objetivo. Estas intervenciones apuntan a aumentar la certeza al influir en ciertas actitudes: ellas se ajustan, se adaptan, manipulan, se enrolan por efecto de grupo, impulsan. Ellas influencian nuestro comportamiento en direcciones específicas, por ejemplo, insertando una frase precisa en nuestro servicio de noticias, programando la aparición oportuna de un botón de "comprar" en nuestro teléfono, apagando el motor de nuestro automóvil si no hemos pagado el seguro, o guiándonos por GPS en nuestra búsqueda de Pokémon. "Aprendemos a escribir música", dice un desarrollador de programas informáticos (software). Luego dejamos que la música nos haga bailar. Podemos afinar el contexto que rodea un comportamiento particular a fin de imponer un cambio ... Podemos decir al refrigerador: "Ciérrate porque no debería comer" u ordenarle al televisor que se apague. para que usted se acueste antes "

Después que el imperativo predictivo ha trasladado las operaciones de aprovisionamiento al mundo real, los proveedores de bienes o servicios en sectores bien establecidos, lejos de Silicon Valley, también saborean a la idea de ganancias resultantes de la vigilancia. En particular, los aseguradores de automóviles, impacientes de implementar la telemática, los sistemas de navegación y el control del vehículo. Ellos saben desde hace mucho tiempo que el riesgo de un accidente está estrechamente correlacionado con el comportamiento y la personalidad del conductor, pero hasta ahora no podían hacer mucho. Un informe de servicios financieros de la consultora Deloitte recomienda ahora la "minimización del riesgo" (un eufemismo que, en una aseguradora, se refiere a la necesidad de garantizar las ganancias) a través del seguimiento y sanción del asegurado en tiempo real. un enfoque llamado "seguro al comportamiento". De acuerdo con el informe de Deloitte, "las aseguradoras pueden rastrear el comportamiento de los asegurados en línea, registrando las horas, los lugares y las condiciones del tráfico durante sus trayectos, observando si acelera rápidamente o si conduce a una velocidad alta o excesiva, si frena o gira repentinamente, si pone su luz intermitente[e] ".

A medida que la certeza toma el lugar de la incertidumbre, las primas de seguro, que anteriormente reflejaban los peligros inevitables de la vida diaria, pueden aumentar o disminuir de un milisegundo a otro, gracias al conocimiento preciso de la velocidad a la cual usted conducía hacia su lugar de trabajo después de una mañana especialmente tensa, cuidando a un niño enfermo o una patinada más o menos controlada en el  estacionamiento del supermercado.

Sin embargo, las herramientas telemáticas no solo tratan de saber, sino de actuar. El seguro de comportamiento promete reducir los riesgos a través de mecanismos diseñados para modificar el comportamiento y aumentar las ganancias. Esto pasa por sanciones, como aumentos en las tasas de interés en tiempo real, de malus, bloqueos de motores o recompensas, como descuentos, bonificaciones o buenos puntos para usar en futuras prestaciones.

Spireon, que se describe a sí misma como la "mayor compañía de telemática" en su ámbito, sigue y vigila vehículos y conductores para agencias de alquiler, aseguradoras y propietarios de flotas de automóviles. Su "Sistema de gestión de daños colaterales relacionados al alquiler" activa alertas para los conductores que tienen pagos atrasados, bloquea remotamente el vehículo cuando el problema se prolonga más allá de un cierto período de tiempo y lo localiza para recuperarlo.

La telemática inaugura una nueva era, aquella del control comporta mental. Corresponde a las aseguradoras de establecer los parámetros de manejo: cinturón de seguridad, velocidad, tiempo de descanso, aceleración o frenado brusco, duración de manejo excesivo, manejo fuera del área de validez de la licencia de conducir, entrada a un área restringida. Repletos de estas informaciones, los algoritmos vigilan, evalúan y clasifican a los conductores y ajustan las primas en tiempo real. Como no se pierde nada, los "rasgos de carácter" establecidos por el sistema también se traducen en productos predictivos vendidos a los publicitarios, los que apuntarán a los asegurados mediante anuncios enviados a sus teléfonos.

Cuando abrió la puerta esa noche, David no sabía que él y los cazadores de Pokémon estaban participando en una experiencia de tamaño natural de economías de la acción. Ellos eran los conejillos de indias, y el científico de laboratorio en blusa blanca se llamaba John Hanke.

Anteriormente vicepresidente de Google Maps y director de Street View, el Sr. Hanke creó en 2010 su propia plataforma de lanzamiento dentro de Google: NianticLabs, la compañía originaria de Pokémon Go. Él acariciaba la ambición de tomar posesión del mundo para cartografiarlo. Ya había fundado Keyhole, una start-up de cartografía virtual a partir de imágenes de satélite financiadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y luego adquirida por Google, que la re-bautizo Google Earth. Con Niantic, está trabajando para diseñar juegos en realidad virtual que permitirán de rastrear y teleguiar a las personas en los territorios que Street View ya ha grabado audazmente en sus mapas.

Este juego se basa en el principio de "realidad aumentada" y funciona como una búsqueda del tesoro. Una vez que descargue la aplicación Niantic, usted utilizará su GPS y la cámara fotográfica de su teléfono inteligente para encontrar las criaturas virtuales llamadas Pokémon. Ellas aparecen en la pantalla como si estuvieran frente a usted: en el jardín de un hombre que no sospecha nada, en la calle de una ciudad, en una pizzería, un parque, una farmacia, etc. Se trata de presionar a los jugadores para que "salgan" y "partir a la aventura a pie" en los espacios abiertos de ciudades, pueblos y suburbios. Disponible en los Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda el 6 de julio de 2016, Pokémon Go se ha convertido en una semana en la aplicación más descargada y más lucrativa de los Estados Unidos, llegando rápidamente tantos usuarios activos en Android como en Twitter.


Terreno de juego de tamaño real

Apenas seis días después del lanzamiento del juego, Joseph Bernstein, reportero del sitio de noticias en línea BuzzFeed, aconsejó a los usuarios de Pokémon Go de analizar la cantidad de datos que la aplicación recopiló en sus teléfonos. TechCrunch, un sitio especializado en noticias de nuevas empresas y nuevas tecnologías, expresó inquietudes similares sobre la "larga lista de permisos requeridos por la aplicación".

El 13 de julio de 2016, la lógica de búsqueda de datos detrás del juego se vuelve más clara. Además de los pagos por opciones adicionales del juego, "el modelo de negocios de Niantic contiene un segundo componente, a saber, el concepto de ubicaciones patrocinadas", reconoció Hanke en una entrevista con el Financial Times. Este nuevo flujo de ingresos fue planeada desde el principio: las compañías "pagarán a Niantic para que se encuentre entre los sitios del patio de recreo virtual, considerando que esta presencia favorece la frecuentación". La facturación, explicaba, se basa en un "costo por visita", semejante al "costo por clic" de los anuncios publicitarios del motor de búsqueda de Google.

La idea golpea por su simplicidad: se espera que los ingresos del mundo real aumenten de acuerdo con la capacidad de Niantic para llevar a las personas a sitios específicos, al igual que Google ha aprendido a extraer más y más datos como medio de dirigir publicidad en línea a personas específicas. Los componentes y la dinámica del juego, combinados con la tecnología avanzada de la realidad aumentada, incitan a las personas a reunirse en lugares del mundo real para gastar dinero bien real en los comercios del mundo real pertenecientes a los mercados de predicción compartamental de Niantic.

El apogeo de Pokémon Go en el verano de 2016 fue el cumplimiento del sueño del capitalismo de vigilancia: un laboratorio viviente de la modificación comportamental que combinaba con facilidad escala, gama y acción. La astucia de Pokémon Go consistía en transformar un entretenimiento simple en un juego de un orden muy diferente: el del capitalismo de vigilancia - un juego en el juego. Todos aquellos que, deambulando en los parques y pizzerías, han invadido la ciudad como campo de diversión, servían inconscientemente de peones sobre este segundo tablero mucho mas importante. Los entusiastas de este otro juego bien real no contaban entre los inquietos que agitaban sus ordenadores frente al césped de David. Estos son los verdaderos clientes de Niantic: las entidades que pagan para jugar en el mundo real, arrulladas por la promesa de ingresos lucrativos. En este segundo juego permanente, disputamos el dinero dejado por cada miembro sonriente del rebaño. "La capacidad del juego para servir como una fuente de ingresos para los comerciantes y otros lugares en busca de frecuentación está generando una intensa especulación", dijo el Financial Times.

No podemos tener ingresos asegurados si no nos damos los medios para ello. Los nuevos instrumentos internacionales de modificación comportamentales inauguran una era reaccionaria donde el capital es autónomo y los individuos heterónomos; la posibilidad misma de una realización democrática y humana requeriría lo contrario. Esta siniestra paradoja está en el corazón del capitalismo de vigilancia: un nuevo tipo de economía que nos reinventa a través del prisma de su propio poder. ¿Cual es este nuevo poder y cómo transforma la naturaleza humana en nombre de sus lucrativas certezas?
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[b] Professeure émérite à la Harvard Business School. Auteure de The Age of Surveillance Capitalism : The Fight for a Human Future at the New Frontier of Power, Public Affairs, New York, 2019.
[c] Para las referencias lo reenviamos a las obra de Shoshana Zuboff
[d] Douglas EdwardsI’m Feeling Lucky : The Confessions of Google Employee Number 59, Houghton Mifflin Harcourt, New York, 2011.
[e] Sam Friedman et Michelle Canaan, « Overcoming speed bumps on the road to telematics » (PDF), Deloitte, 21 avril 2014

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